La mayor aventura que existe en la vida es la de ser nosotros mismos
LA EDUCACION ADECUADA PARA EL SIGLO XXI
Por el Profesor P. Krishna
INTRODUCCIÓN
Hemos llegado al siglo XXI, y ya es tiempo de reflexionar lo que hemos logrado en el campo de la educación, de lo que han sido nuestros errores, y si tenemos que continuar en esa dirección en este siglo, o si necesitamos hacer las cosas de otra manera.
Al considerar esta pregunta, quisiéramos explorar la situación globalmente, sin hacer referencia a ninguna nación en particular. También, dar un significado amplio a la palabra educación, a fin de cubrir todo el proceso de educar la próxima generación, desde la niñez hasta llegar a ser adulto, y no lo limitaremos solamente a lo que sucede en el salón de clase en la escuela.
La educación de los niños, abarca el entorno en el cual crecen, y ese entorno es determinado de igual manera, por parte de los padres, los maestros y la sociedad que los rodean. Todo esto y mucho más determinan el tipo de individuo que producimos, lo que a su vez determina el tipo de sociedad en la que vivimos.
Es importante tener en mente la relación del individuo con la sociedad.
Si producimos individuos auto-centrados, agresivos, ambiciosos, codiciosos y competitivos, no podremos organizarlos en una sociedad no violenta, pacífica, cooperativa y armoniosa.
Si los organizamos en una sociedad comunista, tendremos la violencia y el dominio que hemos visto en las sociedades comunistas, si los organizamos en una sociedad capitalista, una así llamada sociedad libre, tendremos la violencia y las divisiones que vemos en esas sociedades también.
No es posible traer una transformación fundamental a la sociedad, a menos que el individuo se transforme, por lo tanto, la educación es el motor principal de la transformación social, ya que determina el tipo de individuo que producimos.
Los gobiernos, las legislaciones y las agencias de imposición legal, son solamente organizaciones para el control del individuo; pero no lo transforman.
Por lo tanto, el verdadero cambio social, es la responsabilidad principal de la educación, y no solamente la producción de un personal capacitado. La prueba de una educación adecuada hoy en día, será cuando logremos producir buenos ciudadanos planetarios.
Nuestra forma de vivir ha cambiado drásticamente durante el siglo pasado, y este cambio puede trasladarse a lo que hemos logrado en el campo de la educación.
AI inicio del siglo XX la sociedad humana en todo el mundo, fue acosada con problemas tremendos de catástrofes naturales, carestía, epidemias, transporte primitivo, comunicación ineficiente, falta de atención médica y una agricultura deficiente.
Nuestro sistema de educación ha contribuido a cambiar todo eso, a desarrollar todo el conocimiento y el poder que fue necesario, para hacer la transición a la sociedad moderna en la que vivimos hoy.
Puede haber todavía algunas partes en el mundo donde están luchando para lograr estos cambios, pero por lo menos ya sabemos cómo se logran.
Los grandes pasos que hemos dado en este siglo en el campo de la ingeniería, medicina, agricultura, transporte, telecomunicaciones y poder, son todos una consecuencia directa de nuestros logros en la educación, y tenemos una buena razón por sentirnos orgullosos de lo que hemos alcanzado.
Sin embargo, los problemas que la sociedad humana está enfrentando ahora son totalmente diferentes, y la pregunta que necesitamos hacer, es si los problemas actuales pueden también resolverse de la manera que hemos resuelto los anteriores, es decir, a través de un mejor conocimiento, mejor organización, mayor eficiencia y más poder.
Si es así, entonces deberíamos continuar en la misma dirección; si no, entonces debemos considerar seriamente, si necesitamos una visión de educación totalmente diferente para este siglo XXI.
A fin de examinar esto, hagamos una lista de lo que, en nuestra opinión, son los grandes retos que la humanidad enfrenta hoy en día.
Tal vez el mayor problema que estamos enfrentando actualmente, es el hecho de que los seres humanos están divididos en grupos: grupos raciales, nacionales, religiosos, lingüísticos, económicos, políticos, profesionales, y cada individuo se identifica con su propio grupo, siente rivalidad hacia los otros, y atiende solamente la seguridad y el progreso de su grupo en particular.
Estos grupos a su vez, quieren explotarse unos a otros, engañarse unos a otros y aún destruirse en las guerras. Esto se ha convertido en la causa única, y más grande de inseguridad en el mundo de hoy. Esta situación es responsable por la mayoría de la violencia que vemos en la forma de guerras, terrorismo, motines y militarismo.
Es una enfermedad que aflige tanto a la gente más progresiva y altamente educada, como a la gente más atrasada y analfabeta. La razón para esto, no es difícil de ver.
El individuo se identifica con cierta familia, país, religión y cultura donde nació. Fue educado para sentirse orgulloso de ello y para defender su modo de vivir.
La mente del individuo entonces, funciona como la de un abogado que defiende a su persona y lo suyo, y ataca al "otro". Se siente seguro cuando se identifica con su grupo, no obstante, esta identificación, de hecho, crea la inseguridad más grande que existe en el mundo.
Los seres humanos han vivido con guerras y rivalidades durante miles de años, pero no podemos seguir así, debido al tremendo poder que la ciencia y la tecnología han colocado en nuestras manos.
Nuestro odio hacia los demás, solamente podía manifestarse en la matanza de algunos individuos cuando vivíamos con los arcos y las flechas, las lanzas y los cuchillos. Actualmente, con nuestras bombas atómicas y nucleares, podemos aniquilar a toda una nación en unos minutos y una guerra entonces, ya no sería un asunto local.
Esto ha acrecentado enormemente la urgencia del problema, desde que la humanidad está en peligro de aniquilarse a sí misma en una guerra nuclear. Por lo tanto, ya no podemos posponer la solución a este problema.
La historia humana ha sido una historia de guerras, y si no aprendemos ahora, pronto estaremos luchando en la última guerra.
Otro problema mayor que enfrentamos hoy, son las catástrofes ambientales, acerca de las cuales estamos leyendo constantemente, en los periódicos y las revistas: disminución de la capa de ozono, calentamiento global, contaminación industrial, deforestación, erosión de la tierra, escapes nucleares y exceso de población.
La causa principal de la mayoría de estos fenómenos, es la actitud que hemos desarrollado hacia la naturaleza durante el siglo pasado. La henos tratado, como un recurso destinado a ser explotado para nuestro beneficio.
Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y la consecuente industrialización, hay una competencia entre las diferentes naciones del mundo, en la que cada una quiere ser la primera en ganar los beneficios en el mercado internacional, y lograr el avance económico de su nación, a cualquier precio.
Los animales no se consideran como seres vivientes, sino meramente como materia prima para la industria de la carne. Los ríos y las montañas están considerados como objetos que deben ser explotados para producir electricidad o promover el turismo.
Aun a los niños se les considera como una "riqueza" de la familia.
La naturaleza es aprovechada para nuestro uso, porque nos creemos los amos del mundo. Pero ¿somos realmente los amos del mundo? ¿Fue el mundo creado para nosotros? O ¿somos parte del mundo, como lo es todo lo demás, y necesitamos vivir en armonía con todas las demás partes, considerándolas como amigas y no como recursos?
De esa manera la humanidad se relacionó con la naturaleza durante miles de años, y a menos que realicemos un cambio de paradigma, vamos a enfrentar cada vez más catástrofes ambientales.
Tendremos mejores computadoras, aviones más rápidos, pero no tendremos aire fresco para respirar, y las nuevas enfermedades originadas por el desequilibrio, causarán una situación en la que no valdrá la pena vivir.
Otro gran problema que enfrenta la humanidad es el hecho de que la mayoría de los gobiernos en el mundo, especialmente en los países del tercer mundo, han estado sumidos en dictaduras, dictaduras militares, dictaduras comunistas, dictaduras religiosas y dictaduras con traje de democracia.
Existen muy pocos países donde exista una verdadera democracia y libertad de expresión, libertad política, libertad de crecer, libertad de cuestionar, de pensar, y de escribir lo que uno cree.
Las dictaduras sofocan la disidencia. Le dicen a la gente lo que debe pensar, lo que debe y lo que no debe hacer. Los crímenes más grandes, han sido cometidos bajo las dictaduras. La base misma de la dictadura, es la explotación de los débiles por los poderosos. Mientras que creamos que el poder está destinado para explotar a los débiles, aceptemos todavía que el poder es lo correcto, viviremos en un régimen similar al de la selva.
Tanto entre las naciones, como dentro de una nación, uno puede ver este uso incivilizado del poder, como un medio de explotar a los demás. Se ha dicho que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente; pero el mal no yace en el poder mismo. El poder no es más que la habilidad de hacer cosas. ¿Quién dicta que se debe usar para explotar y dominar a los débiles, en vez de ayudarlos o protegerlos?
A menos que la humanidad pueda cambiar su relación con el poder, el poder seguirá usándose para la destrucción y el dominio. Por lo tanto, la educación debe preocuparse por producir el correcto uso del poder, que es el verdadero espíritu de la democracia.
Estamos en contra de la dictadura cuando está al nivel del gobierno, no obstante, toda dictadura es mala, ya sea que esté dentro de una organización, un negocio o una familia. Por eso, el espíritu de democracia debe ser inculcado en cada individuo, si queremos que los problemas de la dictadura desaparezcan.
La institución del matrimonio y la familia, fue establecida parcialmente para regular el comportamiento sexual, pero más importante aún, para asegurar que somos capaces de cumplir con nuestras responsabilidades, hacia la próxima generación.
El niño humano necesita cuidado, protección y ayuda para aprender. No lo necesita por algunos días o algunos meses como es el caso de los mamíferos, sino por un período mínimo de 21 años, ya que esto implica una dimensión completamente nueva de crecimiento mental, emocional y espiritual.
Hasta ahora nadie ha encontrado una mejor manera de asegurarlo, que no sea a través del crecimiento del niño dentro de una familia con los dos padres. Es una responsabilidad que un hombre y una mujer comparten cuando traen un bebé al mundo.
Hoy en día, esta cooperación entre hombre y mujer se está desintegrando en la sociedad moderna, y la incidencia del divorcio alcanza ahora el 60% en algunas sociedades opulentas.
Los que más sufren de esta desintegración son los hijos, y consecuentemente el crimen juvenil se incrementa.
Obviamente, no nos estamos acercando a la vida correctamente y necesitamos reflexionar dónde hemos fracasado.
Por último existe el gran problema de que la sociedad tiende a repetir el pasado. Los prejuicios y las ilusiones se transmiten de una generación a la siguiente, y asimismo sucede con los problemas asociados con ellos.
Si los judíos les enseñan a sus hijos que los árabes son sus enemigos y los árabes les enseñan a sus hijos que los judíos son sus enemigos, la generación joven crece con el sentimiento de animosidad ya arraigado en su mente.
De tal manera que los prejuicios de los adultos continúan en los jóvenes, y de igual manera, el problema de la animosidad. ¿Cómo va a acabar esto? Lo mismo sucede con los católicos y los protestantes o los hindúes y los musulmanes.
Esta animosidad nunca llegará a un fin, mientras que enseñamos a los niños a obedecer y a estar de acuerdo con lo que les dicen los adultos.
Por lo tanto, debemos crear una mente inquisitiva, que cuestiona lo que se dice, una mente que está consciente de que existen muchos prejuicios que se deben examinar y eliminar, y que está dispuesta a emprender la tarea de descubrir por sí misma lo que es verdad.
Este proceso de dudar de su propia opinión, de discernir entre lo que es verdadero y lo que es falso es el despertar de la inteligencia.
No es conveniente para los adultos despertar la inteligencia de sus hijos, porque pueden empezar a cuestionarlos a ellos, cuestionar sus valores y su manera de vivir. Sin embargo, es esencial motivar y respetar el discernimiento, si no queremos crear una sociedad estática que está inflexiblemente capturada en un surco, y fosilizada.
Hay demasiada inercia en la sociedad actualmente, y el único camino de cambio es crear una mente inquisitiva, no solamente en cuestiones científicas, sino también en asuntos sociales, morales y religiosos.
En otras palabras, una mente que sea inteligente respecto a la totalidad de la vida, y no meramente en un solo aspecto de la misma.
LA VISIÓN ACTUAL DE LA EDUCACIÓN
¿Cuál es nuestra visión de la educación de hoy? ¿Qué tipo de seres humanos queremos producir?
Las metas pueden variar un poco de un país a otro, pero esencialmente en todo el mundo, la educación tiene la meta de producir un ser humano inteligente, que tenga conocimiento, que sea aplicado, eficiente, disciplinado, listo, y que llegue a ser un líder exitoso en su campo de desempeño.
Podemos honestamente señalar que Adolfo Hitler tuvo todas estas cualidades y sin embargo la mayoría de la gente lo considera como la peor persona del siglo pasado. Lo único que le hacía falta era amor y compasión. Entonces ¿qué tenemos en nuestra educación actual para prevenir la creación de un Hitler o de pequeños Hítleres en este aspecto?
El holocausto, tal vez el crimen más grande de este siglo, fue perpetrado en un país que tenía lo mejor en la ciencia, en el arte, la música y la cultura, del tipo que quisiéramos tenerlo para inculcarlo a través de la educación actual.
Entonces, ¿qué tenemos en nuestra educación actual para prevenir la repetición de un holocausto? De hecho, tal vez estamos a un paso de un holocausto aún más grande, en el cual toda la humanidad, puede ser eliminada de la faz de la tierra en una guerra nuclear.
La educación actual está básicamente desarrollando un poder cada vez mayor; ambos Dios y el Diablo (o como lo concibamos) son infinitamente poderosos. ¿Cómo estamos asegurando que el poder que producimos será usado divinamente y no diabólicamente? Si no lo hacemos, es irresponsable engendrar el poder.
Los retos más grandes que la humanidad está enfrentando hoy, no son debido a la falta de educación. No se crearon por aldeanos analfabetos en Asia o África, fueron creados por mentes altamente educadas y profesionales, abogadas, administradoras de empresa, científicos, economistas, militares, diplomáticos y semejantes, quienes planean y dirigen los gobiernos, las organizaciones y los negocios.
Por lo tanto, necesitamos examinar la calidad de educación que estamos impartiendo, y no la cantidad.
Cuando se hace eso, se entiende que estamos produciendo seres humanos desequilibrados: muy avanzados, muy listos, muy capaces en su intelecto, pero casi primitivos en otros aspectos de la vida; científicos prominentes e ingenieros que pueden enviar seres humanos a la luna, pero que pueden ser brutales con su cónyuge o sus vecinos, seres humanos que tienen un entendimiento amplio del funcionamiento del universo, pero poco entendimiento, de sí mismo, o de su vida.
Es este desarrollo desequilibrado del individuo, el responsable por todos los problemas que estamos enfrentando actualmente. Como educadores debemos aceptar, que cuando impartimos conocimiento, es también nuestra responsabilidad, impartir o despertar la sabiduría, para utilizarlo correctamente.
La educación de nuestros días, no ha prestado atención a esa responsabilidad.
UNA VISION DIFERENTE DE LA EDUCACIÓN
Tomando en cuenta lo que dijimos hasta ahora, ¿cómo deberíamos modificar nuestra visión de la educación para este siglo XXI? ¿Qué tipo de mente deberíamos tratar de producir? ¿Qué valores deberíamos intentar inculcar?
El precepto no sería idéntico para todos los países, y las diferentes culturas pueden escoger su propio camino, pero el lineamiento general puede plantearse como sigue:
CREAR UNA MENTE GLOBAL EN LUGAR DE UNA MENTE NACIONALISTA
Todos somos ciudadanos del mismo planeta, y compartimos la tierra como nuestra morada común. Lo que afecta a una parte del mundo, hoy nos preocupa a todos: por lo tanto, necesitamos tener una mente que sienta por el mundo entero y no solamente por un país.
Formamos parte de un mundo, una humanidad, y si podemos arreglar asuntos dentro de un país, a través de mecanismos y adjudicación democráticos, ¿no sería correcto hacerlo también entre las naciones?
Si tuviéramos una mente global que estuviera convencida de que el poder no es correcto, no tendríamos necesidad de armas ni guerras. Éste es el futuro que debemos anhelar para el siglo XXI. Podremos trabajar para solucionar los problemas locales, pero será importante hacerlo con un entendimiento global. Enfatizar el desarrollo humano, no solamente el económico
La educación no debe considerar a los niños como materia prima para lograr el avance económico de la nación; debe preocuparse primeramente del desarrollo de todos los aspectos del ser humano, físico, intelectual, emocional y espiritual, de manera que él o ella vivan creativa y felizmente como parte de un todo.
Los seres humanos pueden diferir en sus habilidades, pero no son desiguales, ni superiores ni inferiores.
Deben ser respetados más allá de sus habilidades. La bondad debe ser valorada por encima de la eficiencia. Motivar la interrogación en vez de conformarse.
Puede ser inconveniente para los adultos, pero es importante que los hijos crezcan con preguntas, más bien que con respuestas. En cada edad naturalmente, las preguntas serán diferentes, pero la habilidad de indagar y de aprender por uno mismo, es más importante que obedecer y hacer lo que se le dice a uno, sin cuestionarlo.
A esto sigue el hecho, de que no debe haber temor en nuestra relación con los niños, ya que el temor mata el cuestionamiento y la iniciativa.
Los niños deber estar libres para equivocarse y aprender por sí mismos, sin el constante temor de ser rechazados por un adulto. Este tipo de mente es racional, flexible y no dogmática, abierta para cambiar y no irracionalmente atada a una opinión ni a una creencia.
Esto implica la ausencia de toda publicidad por algún credo, incluyendo el nacionalismo "Nuestro país es el mejor, nuestra cultura es la mejor'. Ésta es una publicidad que divide a la gente. Cultivar la cooperación en vez de la competencia. El énfasis actual en el mundo, en cuanto al logro individual por renombre y fama, es irracional y egoísta.
Todos estamos interrelacionados e interdependientes, por lo que la cooperación es la esencia de la democracia. Uno no debería trabajar por la ganancia o recompensa personal, sino por el bienestar de toda la comunidad, con amor en lugar de arrogancia.
Es importante que cada individuo haga lo mejor que pueda, pero no es importante que lo haga mejor que otra persona.
Somos amigos y hermanos, no rivales. Si algo bueno sucede a un hermano, me alegro con él, no hay motivo para sentirse infeliz.
El sentido de la competencia que estamos motivando en los niños actualmente, los lleva a la envidia, el celo y la rivalidad. Siembra la semilla de la división entre los seres humanos, y destruye el amor y la amistad, por lo tanto es malo.
La importancia que le hemos dado a las medallas de oro, en las competencias de la copa mundial y los juegos olímpicos, se basa en la publicidad y la ilusión
¿Realmente importa saber cuál ser humano puede saltar un milímetro más alto que todos los demás? No estamos haciendo la pregunta correcta cuando preguntamos "¿Quién ganó?" Una pregunta más importante sería "¿disfrutaron el juego?
Crear una mente que aprenda en vez de una mente adquisitiva.
El despertar de la inteligencia es más importante que el cultivo de la memoria, tanto en la vida, como en los estudios.
Si le damos información al niño, le agregamos algo a su conocimiento, pero la inteligencia es la habilidad que debe uno adquirir por sí mismo.
Lo que se puede enseñar está limitado, pero lo que podemos aprender no tiene fin. Las cosas más grandes en la vida, son aquellas que no pueden ser enseñadas, pero que pueden ser aprendidas.
El sentimiento de amor, respeto, belleza y amistad no puede ser enseñado, pero igual que la sensibilidad, puede ser despertado, y esto es una parte esencial de la inteligencia.
La habilidad de discernir por uno mismo lo que es verdadero y lo que es falso también es inteligencia. Es importante crear una mente que ni acepta ni rechaza, una opinión o un punto de vista demasiado rápido, sino que se quede con la pregunta "¿será cierto?"
Debemos crear una mente que sea tanto científica como religiosa en su verdadero sentido.
Desgraciadamente, hemos separado la búsqueda científica de la búsqueda religiosa, y nos hemos concentrado solamente en la primera, dentro del proceso educacional. De hecho, son dos búsquedas complementarias: una, para descubrir el orden correcto que se manifiesta en el mundo externo de la materia, energía, espacio y tiempo; y la otra, para descubrir el orden (paz, armonía, virtud), en el mundo interno de nuestra conciencia.
Al identificar erróneamente la religión con la creencia, hemos creado un antagonismo entre la ciencia y la religión.
Ambas son realmente, una búsqueda de la verdad, en dos aspectos complementarios de una sola realidad, que se compone tanto de la materia como de la conciencia.
Una mente puramente racional, científica, intelectual puede ser extremadamente cruel y desprovista de amor y compasión.
Una persona que es solamente religiosa (en el sentido estrecho) puede ser excesivamente emocional, sentimental, supersticiosa y por lo tanto neurótica.
Debido a eso, debemos tratar de crear una mente que sea tanto científica como religiosa al mismo tiempo: una mente que sea inquisitiva, precisa, racional y escéptica, pero al mismo tiempo debe tener un sentido de belleza, admiración, estética, sensibilidad, humildad, y estar consciente de las limitaciones del intelecto.
Sin este innegable equilibrio entre la emoción y el intelecto, una mente no es verdaderamente educada.
Comprenderse a sí mismo, (auto-conocimiento) es tan importante como entender al mundo. Sin el entendimiento profundo de nuestra relación con la naturaleza, con las ideas, con un ser humano cercano, con la sociedad y un profundo respeto por toda la vida, uno no está realmente educado.
EL ARTE DE VIVIR
La educación debe preocuparse, del arte de vivir creativamente, que es mucho más amplio que las artes especificas de la pintura, la música o la danza, que enseñamos actualmente.
Hemos igualado la calidad de vida con el estándar de vida, y medimos esto en términos del producto nacional bruto o el ingreso per capita de la población. Sin embargo, ¿es la calidad de nuestra vida, determinada solamente por la calidad de la casa donde vivimos, el automóvil que manejamos, la comida que comemos o la ropa que vestimos?
¿No afecta la calidad de nuestra mente, mucho más a la calidad de nuestra vida?
Una mente que está constantemente preocupada, aburrida, envidiosa o frustrada, no puede posiblemente llevar una vida de alta calidad.
Cuando educamos, no para el desarrollo económico, sino para el desarrollo humano, debemos preocuparnos por la felicidad del individuo como un todo, en el cual el bienestar físico y las comodidades, forman una pequeña parte, que también es necesaria.
Pero mucho más importante es la habilidad de trabajar con alegría, sin compararse con los demás. Si uno no es sensible a ese respecto, sufre de un constante aburrimiento, y para escaparse del mismo, lleva adelante una constante búsqueda de los placeres.
Toda la industria del entretenimiento ha surgido para lucrar con el aburrimiento humano. Cuando enseñamos a los niños que trabajen para obtener una recompensa y no para gozar del trabajo, les enseñamos a separar el trabajo del placer.
Este tipo de mente solamente se energetiza cuando hay recompensa, de otra manera, vive en un estado de aburrimiento. El arte de vivir consiste en gozar de todo lo que uno hace, independientemente del resultado que ofrece.
Así, uno trabaja de manera creativa con sensibilidad y no por la ambición personal.
Esto y mucho más, involucra el arte de vivir. No se puede aprender como se aprende una fórmula. Es un factor adicional de lo que uno entiende acerca de la vida y de uno mismo. Por lo tanto, debemos ayudarles a los estudiantes para que lleguen a este entendimiento.
La virtud, que es el florecimiento de la bondad en la conciencia humana, es un factor adicional del autoconocimiento.
No es algo que puede practicarse mecánicamente como una habilidad.
UN DESARROLLO HOLÍSTICO DE TODAS LAS FACULTADES
Actualmente, la educación está planeada para producir especialistas. Cierta cantidad de especialización en las habilidades puede ser inevitable, pero primero, somos seres humanos, y luego ingenieros, médicos, abogados, artistas y agricultores.
Por lo tanto, la especialización no debe producirse a costa del entendimiento de lo que significa vivir plenamente como ser humano. La conciencia humana tiene varias facultades.
La educación en la actualidad, le da mucha importancia a las facultades basadas en el pensamiento, y hasta cierto punto, cultiva aquellas basadas en el sentimiento. Para un desarrollo holístico de un individuo, es importante que haya un profundo entendimiento de todas las facultades, y que se desarrollen de manera equilibrada.
Esto implica, que para cultivar una facultad, no debemos perjudicar o dañar a otra. Es decir, uno no puede usar el temor y el castigo para que los estudiantes trabajen más duro, ya que esto destruye la indagación, la inteligencia y la iniciativa.
No se debe emplear la comparación y la competencia como incentivo tampoco, ya que destruye el amor y promueve la agresión.
No se debe ofrecer una recompensa, ya que esto cultiva la codicia y la insensibilidad. ¿Qué incentivo entonces deberíamos utilizar como maestros, para que nuestros alumnos aprendan?
Esto hace nuestra tarea mucho más difícil. Nuestro reto es el de revelarle al alumno la belleza de la materia, de tal manera que la educación llegue a ser un proceso alegre, en vez de una tarea triste que debe uno llevar a cabo de alguna manera.
Si aceptamos ese reto, podemos encontrar formas de hacer de la educación, un proceso vivo e interesante para el alumno. Una buena escuela es donde los alumnos están felices, no es aquella que logre los mejores resultados académicos.
La verdadera responsabilidad de la educación es la de revelarles a los niños toda la belleza de la vida, y de hecho existe una gran belleza en el arte, en la literatura, en la ciencia, en las matemáticas, en la música, en los juegos y en los deportes, en la naturaleza y en la relación con los demás, es decir, en todos los aspectos de la vida.
Tenemos una idea bastante buena de lo que significa para el árbol estar en pleno florecimiento, sin embargo, ¿hemos seriamente indagado lo que significa para la conciencia humana estar en pleno florecimiento?
¿No debería precisamente ayudarnos la educación, a descubrirlo por nosotros mismos?
LAS DIFICULTADES DE IMPARTIR ESTE TIPO DE EDUCACIÓN
Hay varias dificultades en la actualidad para impartir esta educación. La más grande, es que nosotros mismos no hemos sido educados de esta manera y, por lo tanto, no podemos repetir mecánicamente lo que sabemos.
Necesitamos cuestionar nuestros métodos y no meramente repetir lo que nuestros maestros y padres hicieron.
Esto requiere que seamos originales, inteligentes, creativos y que no estemos meramente afirmándonos a nosotros mismos.
Nuestra mente está condicionada a nuestro viejo sistema y nuestra vieja visión, por lo tanto,
nosotros mismos somos los obstáculos para recibir algo nuevo. Debemos ser sutilmente conscientes de este hecho, y por eso, no sólo enseñar, sino también aprender a romper con el pasado.
En la nueva visión de la educación, no solo estamos tomando la responsabilidad de impartir información y habilidades, sino también la de despertar la sensibilidad y creatividad en los niños.
No existe un método establecido para hacerlo, son cosas que no pueden simplemente decidirse, practicarse y lograrse. Sin embargo, es algo que naturalmente despierta en los niños, siempre y cuando exista el ambiente adecuado en la escuela y en el hogar.
Es nuestra responsabilidad crear ese ambiente, un ambiente para trabajar conjuntamente, con alegría y amistad, trabajar duro, pero sin ambición personal o algún sentido de rivalidad, una atmósfera de apertura, de cuestionamiento, de indagación y de alegría para aprender juntos.
Esto quiere decir que nosotros mismos debemos vivir y trabajar de esta manera. Dar sermones no funciona; los niños aprenden de lo que realmente sucede alrededor de ellos, no de lo que hablamos en el salón de clase.
Si ven que decimos una cosa y hacemos otra, también aprenderán a hacer lo mismo, lo que significa que los enseñamos a ser hipócritas.
Un maestro que castiga a los niños por sumar incorrectamente, no solamente les transmite el hecho de que no saben sumar, sino también les transmite que el fuerte puede dominar y castigar al más débil.
Entonces, ¡debemos tener mucho, mucho cuidado! Por eso, no existen métodos abreviados para impartir la educación arriba mencionada, los niños absorben los valores que ven, no aquellos de los que se habla.
Intelectualmente nosotros los adultos, tal vez sabemos más que los niños, pero en los asuntos más amplios de la vida estamos confrontando los mismos problemas, las mismas dificultades: problemas de aburrimiento, preocupación, temor, costumbres, conflictos, deseo, frustración y violencia; por lo tanto, necesitamos aprender juntos con los niños, no simplemente enseñarles.
Esto requiere una gran honestidad, humildad, sensibilidad y paciencia. Es precisamente nuestra dificultad: la de ser educadores que estén dispuestos a aceptar ese reto, y no buscar una salida fácil, que por otro lado, no existe.
Las verdades más profundas, vienen a la mente reflexiva como visiones internas, que no pueden ser enseñadas por otra persona.
Uno no puede hacer nada para crear estas visiones, pero no debe bloquearlas con una mente ambiciosa y demasiado activa, que no tenga tiempo para detenerse y reflexionar.
CONCLUSIÓN
La humanidad está encarcelada en una gran ilusión. Piensa que puede resolver sus problemas a través de la legislación, a través de reformas políticas y sociales, a través del avance científico y tecnológico, a través de mayor conocimiento, mayor riqueza, mayor poder y mayor control.
Quizás resolverá algunos problemas con todo eso, pero son problemas triviales y soluciones temporales.
Con estos métodos seguiremos creando nuevos problemas por un lado, y tratando de resolverlos por el otro lado, para mantener la ilusión del progreso. El famoso humorista Ogden Nash escribió: "¡El progreso fue bueno en un tiempo, pero duró demasiado!"
Necesitamos reflexionar seriamente acerca de esa frase.
Si nosotros como seres humanos no nos transformamos interiormente, pronto formaremos parte de aquella lista de criaturas desafortunadas que vivieron millones de años y luego se extinguieron por no poder adaptarse. La supervivencia no requiere de la inteligencia del "progreso", sino de la habilidad de cooperar y amarnos unos a otros, y de vivir en armonía con la naturaleza.
La hormiga ha sobrevivido durante más tiempo que el hombre.
Lo que necesitamos ahora no son más habilidades y más eficiencia, sino una mayor cohesión, mayor compasión, mayor capacidad de compartir y trabajar juntos.
La educación en el siglo XXI debe entonces estar preocupada no en un mayor "progreso" sino en la transformación interna de la conciencia humana. No quiere decir que esto no se haya sugerido anteriormente; Buda, Sócrates, Cristo, e innumerables otros sabios en todas las culturas han dicho lo mismo hace mucho tiempo.
Pero hasta ahora, hemos ignorado lo que dijeron.
No podemos seguir haciendo lo mismo, ya que nos dirigimos inexorablemente hacia un holocausto casi total, que hará la supervivencia casi imposible. Por lo tanto, el asunto ha adquirido una urgencia para la humanidad que no existía anteriormente.
En la presentación de la visión para una educación adecuada para el siglo XXI, hemos escogido cosas de la vida y del trabajo de María Montessori y de Jidu. Krishnamurti, ambos subrayaron la necesidad de educar todo el ser humano y no meramente su intelecto.
En esa visión, María Montessori desarrolló ciertos métodos y técnicas para los pequeños niños. Pero las técnicas y los materiales que desarrolló solamente tienen su significado cuando el maestro comparte su visión de la vida, de otra manera el maestro puede usar aquellos materiales para inculcar un sentido de competencia y logro entre los niños.
Una escuela, no es una escuela Montessori sólo porque adopta el uso de esas técnicas y materiales.
La técnica no crea la visión, es la visión que crea la técnica.
Es importante llegar a esa visión de vida y realmente vivir de esa manera durante toda la vida. A menos que la educación le ayude al alumno a hacer eso, tendrá poco significado. Esto quiere decir: que debemos ser alumnos (aprendices) siempre, viviendo con preguntas profundas y fundamentales. Una de esas preguntas es, ¿qué significa para el ser humano vivir en armonía con el orden cósmico?
El siglo XXI reclama un cambio total en nuestra perspectiva acerca de la vida y nuestra visión acerca de la educación.
LO QUE SALAMANCA NON DA, NATURA NON PRESTA
Decía Albert Einstein:
"El hombre no es una máquina, y se atrofia cuando no se le da la oportunidad de formarse con independencia y se le niega la libertad de juzgar por sí mismo."
"Pronto aprendí a percibir lo que podía conducir a un conocimiento más profundo, prescindiendo de todo lo demás, que no hace sino recargar la inteligencia, desviándola de lo esencial".
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