Vehuel
Elevación o Grandeza.
Genio número 49
Coro de Principados.
Vigencia: Del 23 al 27 de Noviembre.
Se sitúa en la esfera de Netzah.
Significa: "Dios grande y elevado".
Esencia que aporta: Elevación o grandeza.
Esta esencia sirve para elevarnos, hacernos grandes y recordar nuestra trascendencia. Elevar el alma a su orígen. Esto se realizará porque al penetrar esta esencia, la persona prescinde del deseo para de una forma consciente implantar la sabiduría suprema sobre la tierra. Se puede decir que la esencia de Vehuel es el mejor antídoto contra las bajas pasiones. Los nacidos en sus horas no necesitarán convencer sobre ésto, su sola presencia bastará. Se puede decir que son útiles para la regeneración del hombre sobre la tierra.
También sirve este genio para alabar a Dios, por la admiración que llegan a sentir sus influenciados por él. Esto se produce por un conocimiento que irrumpe de repente en sus mentes y provoca una fuerte emoción. Le reconocerán como la primera causa de la vida. Son, por tanto, personas que se elevan gracias al talento y virtudes y ello puede convertirles en esos grandes personajes que abrirán los caminos de la nueva inteligencia, de la nueva era. Tendrán un alma sensible y se distinguirán por sus buenas acciones.
Influye sobre literatura (da escritores de vanguardia), jurisprudencia y diplomacia. Estos pueden ser "el justo entre los justos" y quedará siempre plasmado con su actitud en la vida.
Lo que puede obtenerse de VEHUEL :
1º.- Es el canal para exaltarse hacia Dios, para glorificarlo cuando se es tocado de admiración por Él.
2º.- El poder de convertirse en un gran personaje y de elevarnos gracias a nuestras virtudes y talento.
3º.- Conseguir la estima de todos por nuestra bondad y generosidad.
4º.- Distinciones en literatura, jurisprudencia y diplomacia.
5º.- Protege contra el egoísmo, el odio y la hipocresía.
Tendencias a evitar o superar provocadas por el ángel contrario: egoísmo, odio e hipocresía.
Programa-Leccion: Vencer el odio y las tendencias egoistas.
Fechas en las que se le puede rezar para obtener sus dones:
• Del 23 al 27 de Noviembre (Exactamente de 0º a 5º de Sagitario). Los nacidos en estas fechas le pueden invocar en cualquier momento del año, pues es su ángel físico.
• El 9 de Mayo (18º a 19º de Tauro), el 24 de Julio (0º a 1º de Leo), el 6 de Octubre (12º a 13º de Libra), el 17 de Diciembre (24 a 25º de Sagitario), y el 25 de Febrero (6º a 7º de Piscis). Los nacidos en estas fechas le pueden rezar en cualquier momento del año, pues es su ángel emotivo.
• Diariamente 20 minutos desde las 16 a las 16,20 horas después de la hora de salida del sol. El ángel que rige los 20 minutos en que la persona nació es su ángel mental.
Plegaria
VEHUEL : Dios Grande y Elevado.
El Eterno es grande y digno de loanza y su grandeza es insondable.
Señor VEHUEL : Vuelca mis aspiraciones hacia lo elevado,
hacia lo que es noble y digno de tu santo nombre.
Permíteme, Señor, elevar hacia tu altura
las criaturas que se acercan a mí;
permite que sientan en mi aliento
el sabor de tu trascendencia.
Orienta mis pasos hacia las montañas
y no hacia los valles;
hacia las cimas inaccesibles,
más allá de las nubes,
hacia el puro éter del cielo.
Haz que brillen en mí las virtudes,
no para decorar con ellas mi vanidad,
sino para testimoniar, Señor,
de tu esplendorosa presencia.
No permitas que pueda ser aquel que con sus actos
oscurece tu radiante divinidad.
VEHUEL exhorta :
Me encontrarás siempre, peregrino,
en lo que es grande y elevado.
Estoy muy cerca del Sol cuando se encuentra en el cenit;
estoy muy cerca de todo lo que culmina,
y aquel que escala las montañas de la virtud,
el que tiene hambre y sed de cumbres,
encontrará mi mano tendida
para ayudarle en la recta final hacia lo alto.
Tú eres, peregrino,
el que ha de llevar hacia mí a los que están en el aro ascendente,
el que ha de ayudarlos y animarlos en las primeras pendientes,
cuando aún no ha aparecido la dificultad.
Ve y saca del valle a las multitudes complacientes
que se regocijan en las sombras.
Háblales de mí,
inspírales el deseo de grandezas,
el ansia de salir de lo cotidiano;
tómales de la mano y condúceles hasta mi difícil trono.
El Eterno me ha situado en este punto, peregrino,
para que los hombres sientan el placer de lo insondable.
“Dios es grande y digno de alabanza. No tiene medida su grandeza”.
Vehuel, Enséñame el camino para elevarme hacia ti. Haz que mi única aspiración sea convencer a los humanos para que sientan admiración hacia lo espiritual que llevan dentro y eleven su condición social. Ayúdame a buscar en todos mis actos lo que es noble, lo que es puro. Haz que mis deseos se eleven a la altura espiritual necesaria para poder contemplar tu grandeza. Dame sensibilidad y generosidad. No permitas que el egoísmo, el odio o la hipocresía tengan se hagan sitio en mi vida.
VEHUEL:
'LA CIUDAD PROFANADA'
La Ciudad Sagrada de Netzah, estaba siendo profanada por la lujuria y banalidades de un pueblo que había olvidado su estirpe divina y que se había entregado al servicio de amos y señores que prometían poder, riquezas, prestigio, fama y placer.
Netzah había sido construida por nobles sabios que inspirándose en las mas bellas formas de la naturaleza, quisieron que aquella morada fuese una morada donde se viviese anticipadamente el goce que el Gran Maestro otorgaba a su pueblo, el goce de la paz y de la armonía.
Sin embargo, el afán de poder, genero una terrible competencia, una espantosa rivalidad que desencadenaba guerras y destrucción.
El deseo de riquezas propicio la gula, la ambición, la avaricia. El hombre ya no competía, tan solo vivía para satisfacer sus intereses. Antes de dar, recibía.
El afán de placer, anulo la verdadera búsqueda de la plenitud. Gozar sin trabajar era lo deseado. Recibir frutos sin sembrar. Aquellos afanes fueron ahogando y enterrando poco a poco el tenue grito de esperanza de volver a vivir en armonía con las leyes de la naturaleza. Sin duda, Netzah había dejado de ser la dulce tierra de los goces para convertirse en la misera tierra de los placeres.
Mientras que todo esto sucedía en la Ciudad Sagrada, no muy lejos de allí, pero si lo suficiente como para quedar protegido por el hedor nauseabundo procedente de la basura que enterraba a Netzah, crecía fuerte y saludablemente un joven príncipe de sangre real, era Vehuel, hijo legitimo de la princesa Venus y del príncipe Urano.
La princesa de Netzah se vio obligada a abandonar a su hijo cuando su esposo Urano fue derrocado del poder. Lo entrego a una familia humilde que le era fiel, y esta lo había criado durante 18 años. Ahora Vehuel era todo un hombre y se complacía en hablar con las plantas y los animales, que parecían entender su lenguaje.
Un día, Vehuel, sin poder evitarlo oyó la conversación que mantenían sus padres ilegítimos y conoció la verdad sobre su identidad. El joven que era noble y bueno comprendió lo que había sucedido, pero dijo a sus protectores que debía ir en busca de sus verdaderos padres. Vehuel ya dirigía sus pasos hacia la Ciudad Sagrada, y cuando se acercaba a ella noto como el aire se enrarecía impidiéndole casi respirar. Tuvo que hacer grandes esfuerzos para seguir su camino, pero poco a poco se fue acostumbrando a el sintiendo como en su pecho ardía un fuego hasta ahora desconocido.
A su paso, Vehuel vio como los hombres permanecían prisioneros de un sopor que no les permitía pensar. Encontró en su camino a un joven que lloraba amargamente. se acerco a el preocupado y le dijo:
-Por que lloras muchacho? Por la intensidad de tu dolor, algo grave debe ocurrirte.
-Si es cierto, acaban de cortarme el cabello mas de la cuenta -contesto el afligido joven -.
Vehuel no supo contestar, pues no comprendía como podía llorar por tal banalidad. Así fue encontrando otros muchos casos y comprendió que aquel pueblo no tenia espíritu, estaba vació y se dijo que debía hacer algo para ayudarles.
Sin pensarlo mas, se puso a trabajar. Día tras día trabajaba incansablemente y al poco tiempo muchos se unieron a el. Al cabo de unos días, el grupo había crecido considerablemente y cuando este fue lo suficientemente grande, Vebuel, les hablo:
-Muchos de vosotros habéis conocido el placer de la tierra y habéis quedado prisionero de sus seductores encantos. Ahora podréis conocer el verdadero goce que tan solo Dios puede ofrecer. Seguid mis pasos y abandonemos este valle. Elevémonos hasta la montaña de Hochmah, donde mi padre el Príncipe Urano nació. Allí encontraremos la faz de nuestro creador.
Así fue como Netzah dejo de ser la tierra profanada por la mayoría y se convirtió en la Ciudad Sagrada donde moraba el Eterno Amor.
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