Mensaje 16
CONOCERSE ES PROYECTARSE
CONTINUANDO:
Haga el experimento de centrar su atención en el centro de su frente.
Sienta como se le pone caliente, y como si una pequeña luz blanquísima se mantuviera encendida en ese lugar.
Luego, cuando considere que domine el experimento, visualice su cuerpo por dentro y llévele esa luz parte por parte a su mencionado cuerpo, hemisferios cerebrales, nuca, sienes, frente, cuello, todo el cráneo por dentro, y continúe haciéndolo a huesos, músculos, carne, venas, articulaciones, órganos, glándulas, intestino, e incluso a partes que le duelan o de las que esté usted enfermo, enferma.
Visualice una luz específica del color que su mente le indique al rededor de las partes afectadas, mantenga ahí su atención lo mas que pueda, unos diez minutos por sesión, y verá la mejoría que obtiene con ello.
Más como la mente es inquieta y cambiante, no pasará mucho tiempo sin que distraiga su atención y lo olvide, pero haga el intento una y otra vez de volver a ello, hasta que al adiestrar la mente, haga de esto una costumbre diaria.
Ordénele a su cuerpo volver a un estado de juventud, de plenitud física, luego hágalo con el nivel o cuerpo emocional, mental, espiritual
Con ello obtendrá disciplina en hacerlo siempre.
Verá para empezar que al paso de los días su frente se desarruga.
Y en la medida que lo mantenga, advertirá como su entrecejo no se arrugará más.
También notará que su estado de ánimo y su salud mejoran día con día.
Entonces notará que la ansiedad, que la tristeza, la sensación de vacío, de desaliento, de estrés, le dejará, y de que en su lugar tendrá optimismo, felicidad, paz, tranquilidad, seguridad, salud, serenidad, etc., y con ello se volverá un ser no irritable, pleno, abundante, próspero, a la vez que se percatará de que una nueva energía rodea todo su cuerpo, la cual será cada vez mas grande en la medida en que se mantenga en el recuerdo de EL PADRE y lo haga diario y en forma sostenida durante el día, cuya luz, felicidad, paz, alegría y amor propagará hacia todos aquellos quienes le rodean.
Y cuando lo logre, envíe esa energía, ese reiki hacia el cielo, el universo, la Tierra, a la naturaleza, a la humanidad, a todos los habitantes, hijos y reinos de este planeta, al cosmos.
Verá los cambios que se operarán en usted en todos los niveles.
Cuando se vive en conciencia de cuerpo el humano tiende solo a pedir para sí mismo, y es fácil de advertirlo, pues se mantiene en la súplica constante de:
Señor Dios, dame, bendíceme, sáname, restáurame, levántame, protégeme, líbrame, permíteme, etc.
En cambio, quien comienza a experimentar la conciencia de Alma, (Léase conciencia de Espíritu), fluye al revés, de adentro hacia afuera, como la tortuga o el caracolito que dejando finalmente de lado el temor, dejan de vivir siempre en actitud de petición, sacan la cabeza y observan la belleza implícita en todo cuanto existe, y con ello son testigos de la magnificencia del Todo Poderoso, del Dulcísimo y Amado Padre Ilimitado, lo que les permite una nueva experiencia en el vivir, que es fácil de advertir, porque en lugar de pedir se tiende a dar, y a servir, o, al menos, a tratar de servir a todo y a todos.
Se percatará de que al proyectarse hacia el exterior, logrará un crecimiento interno que se traduce en paz, en armonía, en respeto y en plenitud de vida.
Nadie puede dar lo que no tiene, y mientras el Ser se comporta como humano solamente, no tiene felicidad, y por lo mismo, lógicamente no puede compartirla.
Pero cuando se comporta como un real y verdadero Ser, entonces la cosa es distinta, pues está en aptitud de compartir lo que recibe, de hacer reiki con la humanidad.
El cuerpo es el que se enoja, El Ser no porque es Alma pura.
El cuerpo se afecta por lo que le dicen y le hacen, pero el alma no.
El alma es inmune a la ira, al dolor, a la tristeza, al desaliento, etc.
Mantenga encendida la luz blanca en el centro de la frente y experimente el cambio que ello produce.
Experimente ver a todas las personas con quienes trata, en el centro de la frente de ellos un poco arriba de la nariz de la persona observada, y métale la luz a su interior, a sus órganos, glándulas, partes del cuerpo, empezando por quienes considere usted como "sus enemigos"; métales luz a su espíritu, a sus emociones, y verá como cambian de actitud.
Igualmente piense fuertemente en personas enfermas, aún cuando no estén en su ciudad o no las esté usted viendo, envíeles luz de sanación de el, o los colores que su mente le indique, y verá los resultados.
En otras palabras adiestre su mente para el bien, para cosas positivas.
Estos son los primeros pasos que integran los elementos que se precisan para lograr salir de esta Escuela – Tierra, y para ingresar a la siguiente.
Aunque debo decirles que en esta región del Universo, en que el Ser humano se ve influenciado por las constelaciones y signos, debe vivir y experimentar la psicología, carácter y pruebas que se derivan de los 12 signos del zodíaco, entre los cuales se encuentran aspectos bajos y aspectos altos, es decir, sujetos bien aspectados y sujetos mal aspectados por sus influencias, y debe el terráqueo experimentar todos y cada uno de tales signos y constelaciones, vencerlas, superarse, superarlas, y entonces sale de aquí.
Esas fueron las 12 tareas que se dieron a Hércules en la mitología, y aunque es parte de otros temas ajenos a esta exposición, les comento que en la Tierra son Sat Urno, la Urna Sagrada, y la Luna, los causante de emociones y sentimientos tormentosos, quienes tienen y mantienen a la humanidad sujetas al círculo de reencarnaciones, el cual vencerán en la medida en que se venzan a sí mismos creciendo, superándose, aprobando las 1as 12 personalidades que cada signo ocasiona.
Cuando se han vivido estas experiencias, entre otras, es cuando el ser se prepara para ascender, para salir de este mundo, para salvarse a sí mismo por mérito propio, por vencer las explosiones emocionales de cada signo y vivir sus aspectos positivos, por adquirir y practicar sus virtudes.
La siguiente Escuela también se encuentra flotando en el cielo al igual que este mundo lo está, entonces, irse a la Escuela próxima implica “irse al cielo”, cambiar de mundo, o como se dice en religión, y “SER SALVO”, esto es, concluir el ciclo de vida–nacimiento–muerte–descanso–retorno; dejar de ser esclavo o de continuar sujeto a la rueda de reencarnaciones, y con ello, liberarse del sufrimiento que implica el “ser un mortal”, el tener un cuerpo físico, para irse al lugar de la vida eterna de que nos habló nuestro Maestre, el Embajador de las Estrellas, lo que implica tener conciencia, a cuyo siguiente mundo no se va solamente por ser intelectual ni por tener o dominar una actividad mental alta.
Tampoco por ser hábil, astuto, poderoso, rico, o saberse de memoria los libros considerados como sagrados, ni las liturgias de las Instituciones de tipo fraternal, sino por realizar sus conceptos, por ponerlas por obra.
Más claro, por poner en obra las Enseñanzas del Hermano Mayor, El Cristo.
Entre este mundo, Escuela – Tierra, y el mundo siguiente, hay seres que dan información de lo que se requiere para entrar o cursar esos “estudios superiores”, para ser salvo, y de aquello en lo que consiste lo que sigue, siendo los mas próximos los que denominan como Angeles, sólo que hay que abrirse a su Divino Influjo.
LOS ESPERO EN LA SIGUIENTE PUBLICACIÓN.
(Continuará):
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