Mensaje 15
CONCIENCIA DE CUERPO Y DE ALMA.
CONTINUANDO:
En el capítulo previo se dijo que para comenzar a “despertar” se requiere dominar, y mas que dominar, gobernar las pasiones y los vicios, el sexo, el dinero y el poder, dejando de ser sus esclavos, levantándose por sobre ellos, haciendo un recto y prudente manejo de éstos en base y respeto a la moral universal, lo que permite indudablemente al humano estudiarse a sí mismo y a lo que le rodea en un ámbito de conciencia y seriedad.
También, se dijo que entonces, religarse, en primer término consigo mismo, sería el acto por el cual la humanidad tiende a “afinarse”, a darse un “tune up”, a conocerse a sí misma, a conocerse usted a usted mismo(a), lo que significa optimizar cada uno de los cuerpos o niveles de que cada humano está constituido, al sintonizarlos para que trabajen conjunta, adecuada, y armónicamente.
De igual forma se dijo que para optimizar tales cuerpos o niveles humanos, se debe primero estudiarlos, conocerlos, comprenderlos, desarrollarlos, y con ello detentar las potencialidades que cada uno encierra o contiene, de forma que al lograrlo se les saque el mejor provecho, ya que cada uno porta y aporta distintas potencialidades o facultades.
Para lograrlo, los humanos de este mundo en realidad necesitan comenzar por aceptar que antes que humanos son seres, y por lo mismo no son solo humanos, sino seres humanos, y que como tales, están compuestos, entre otros, por alma y cuerpo, no solo por éste último.
Cuando el Ser actúa solo como humano se vuelve presa de sus sentidos, pues vive solo para complacerlos, para darles gusto, y no para usarlos como una herramienta integrada a su cuerpo, viviendo así esclavos de ellos, adormecidos como si estuvieran drogados.
Sí, drogados por sus sentidos, drogados en ustedes y por ustedes mismos, permaneciendo voluntariamente en un mundo ilusorio que los mantiene atrapados irremisiblemente, presos en maya, en las apariencias, presos de los egos y de los ap-egos, o sea, presos de ustedes mismos.
El dicho apego produce sufrimiento, ocasionado por aquello que se desea y que no se tiene, o que teniéndose, en un momento dado se deja de tener.
Los vicios recaen prácticamente en aquello que se conoce como “los pecados capitales”, es decir, ira, lujuria, envidia, pereza, avaricia, gula, soberbia y envidia, y con el acoplamiento de los sentidos a tales pecados o vicios, el humano se ata a los placeres que solo lo atrapan y degradan.
Y de esta manera, quien vive solo como cuerpo se siente siempre incompleto, infeliz, vacío, y busca satisfacer esas carencias a base de tener, de disfrutar, manteniendo como común denominador la idea de propiedad:
“Mío”, “dame”, “quiero”, etc.
Busca así la felicidad en forma eterna sin encontrarla, creyendo que la va a encontrar en la posesión de las cosas y/o de las personas, y se dice a sí mismo:
“Esa mujer me hará feliz”. “Ese hombre me hará feliz”.
“Cuando tenga ese carro o esa cosa seré feliz”.
“Cuando me quite ese problema seré feliz”.
“Cuando recupere lo que perdí seré nuevamente feliz”.
Y de esa manera, creyendo que su felicidad está en tal o cual persona, circunstancia o situación, el humano se casa y pasa un corto tiempo aparentemente feliz, aunque mas bien dicho, ilusionado, tómese nota, repito, ilusionado, en la inteligencia de que la ilusión es un remedo o distorsión de la realidad, pero cuando se termina la tal ilusión por efecto de la rutina, ve que esa mujer o ese hombre están vacíos, incompletos, y se va a buscar a otro o a otra, tratando de encontrar al hombre o a la mujer ideal, sin percatarse de que mientras que se siga en conciencia de cuerpo, y con esos vacíos personales, dando complacencia a sus sentidos por medio de la práctica de los vicios, estará y continuará vacío.
Más, cuando deja la conciencia de cuerpo, y pasa a realizar, que a parte de cuerpo es un Ser, cae en la cuenta de que el Ser humano contiene también alma y Espíritu, lo cual se conforma de mente, intelecto y de personalidad, pero lo que es mejor, que esta es la parte de sí mismo que le conecta directamente con DIOS.
En efecto, al tener conciencia de Alma y Espíritu, y ya no de cuerpo, automáticamente tiende a conectarse con la parte superior de la creación, con los aspectos elevados, con El Espíritu Uno que todo lo anima, y consecuentemente con aquello que no tiene nombre, aquello que por inexplicable e incomprensible la humanidad tiende a llamarle DIOS, porque, nótese, ese es realmente el significado práctico de esa palabra, “aquello que no comprendo, que entiendo, que no puedo explicarme ni puedo explicar a los demás”, pero que sé que Es, que Está, y que Existe.
Volviendo al tema:
Al lograrlo, debe mantener la costumbre de centrar el mayor tiempo posible su atención, haga lo que haga, en el centro de la frente, lo cual se logra manteniendo siempre su atención en el Universo, en su constitución perfecta, en el recuerdo de EL PADRE, que lo conectará con “El Cielo”, y con ello comenzará a sentir la sensación de estar completo, de no necesitar nada, a la vez que experimentará la sensación de paz, gozo, alegría, libertad del temor y del sufrimiento, y se dará cuenta de que en realidad no necesita de nada ni de nadie para ser feliz, pues el mantenerse en el recuerdo de EL PADRE, en atención hacia lo que le rodea, a su naturaleza, que en sí es en lo que consiste el estado de permanecer en yoga, en unión con EL, enviando energía positiva hacia el Universo manteniéndose en reiki universal, cósmico, que es en sí la representación que para mejor comprensión se puede hacer de EL, y así, el cumplir con las leyes del amor, de la responsabilidad y de la conciencia real y verdadera de su existencia, le producirá irremisiblemente felicidad.
Y una vez teniendo felicidad, estando ya afinado consigo mismo, religado, podrá compartirla con su compañero o compañera, con su esposo, su esposa, sus hijos, amigos, compañeros de trabajo, etc.
Pero es claro que requiere no solo de hacerlo de vez en cuando, o al levantarse, o quizá a la hora de la comida o al disponerse a dormir, sino de recordar hacerlo constantemente durante el día y durante todo el tiempo de su vida, en cada espacio vacío de actividad o de ocupación, para luego lograr hacerlo y mantenerlo en todo momento, en todo tiempo y en todo lugar, hasta lograr que se haga costumbre.
Para ello es importante que el lector que se interese por hacerlo, se figure como que DIOS está presente y a su lado todo el tiempo, que le está mirando en cada acto de su vida como si fuera su eterno acompañante, su sinodal en el trabajo, en el baño, a la hora de dormir, incluso, al hacer el amor, etc., y entonces la conducta mejorará necesariamente, y a partir de ese momento lo que haga lo hará con dignidad, con limpieza, con respeto, con conciencia.
LOS ESPERO EN LA SIGUIENTE PUBLICACIÓN.
(Continuará):
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