PREMISA: ESCRIBIR SANA.
"En toda investigación científica es honesto, en mi opinión, aquel que lleva un registro de sus hallazgos y es capaz de explicar el procedimiento por medio del cual ha llegado a las conclusiones que defiende. Se debería desconfiar de mi conducta científica e inclusive degradarme si yo publicase sólo con el ánimo de complacer a la opinión general. Puedo decir con toda claridad que mis propósitos no son los de convencer o convertir a la gente. Considero que mi trabajo consiste por excelencia en salvaguardar los resultados logrados y entregarlos al conocimiento de los demás. Aquellos que estén preparados captarán lo que digo y me creerán. Y los que no lo estén, argumentarán con sutilezas del raciocinio y con pedantería..."
Elisabeth Kübler-Ross
Junio 29-06-2013 Madrid-Malaga
Llevaba una semana intensa en Madrid. Cada dia, cazando Sombras de diferentes personas. Me encuentro con bolsas de dolor muy grandes. Sostengo y me sostengo. Si a otro le duele a mi también.
Despues de una larga jornada me encuentro con mi chico. Hablamos de la vida, de nosotros y de todo. Nos vamos al hotel ( residimos en Málaga). Mientras escribo esto mi intruso hermano (Ego) cuestiona severamente que me permita publicar la siguiente experiencia. Salta mi transgresora y le dice. "Me la suda". La madre luz argumenta:
" es necesario compartir, ayuda"
Dejo a un lado a todos, respiro hondo y relato los sucesos:
Nos disponíamos a dormir en el hotel, estábamos cansados y con calor. Afuera se escuchaban a los entusiastas del futbol. Yo pensé: "que fácil es divertirse con el futbol. ¿Por qué me aburrirá tanto?
Salí al balcón a fumar. Mi chico estaba en la cama. El bullicio de la calle fue interceptado por un comentario inteligible que salió de la habitación nuestra. Era una voz ronca y masculina. Pensé que era mi compañero, entre y para mi sorpresa estaba callado y mirando el techo, absorto en sus preocupaciones.
Mi razón dijo. " seguro que oí otra habitación, algún otro huésped". Pero en lo profundo de mi ese razonamiento no me convenció. Tengo que admitir públicamente que he experimentado situaciones que carecen de toda lógica. Seguidamente escuchamos ruidos en el baño, algo se cayó. Me levante, encendí la luz, era el neceser, se había caído, lo recoloque nerviosa ( pero me hice la dura) y me acosté. Mi compañero rompió el silencio y dijo: "aquí hay una presencia, y sé que lo sabes, no la veo, pero la siento"
Me pillo. El sabe que a veces puedo percibirlos. "si, respondí con naturalidad, es un hombre mayor y esta como agobiado".
Creo que para tranquilizarnos comenzamos a tertuliar de los "astrales" que se dicen que son personas que no se han ido "a la luz" y se quedan cerca de los vivos por razones diversas.
Nos venció el sueño. Y entre dormida y despierta, "vi" claramente la figura de la voz que oí en el balcón. No hablaba. Me enseñaba sus manos. Sus manos estaban como traspasadas por un rayo de luz de un blanco-amarillo muy intenso. Parecían como estigmas, pero no había sangre. No entendí lo que quería decirme. ( Aclaro que pude observar todo, con sosiego porque no era la primera vez que lo había experimentado, porque también he aceptado que puede que tenga ciertas habilidades no comunes. Primero pasé la fase de creerme esquizofrénica, y luego por fin acepté lo que había sin pretender ser especial o “iluminada” y que al igual que yo millones de personas experimentan situaciones similares que no tiene explicación desde nuestra visión materialista. En pocas palabras lo normalicé. Porque es normal. Aunque tomé la determinación de ayudar a los vivos. Con ellos tengo bastante, al menos de momento.)
Entonces, me vino una comprensión que aunque intelectual, tenía sentido: Las manos hacen, crean, quizás este hombre sintió que no hizo lo suficiente. Se le acabó la vida y no terminó su labor…su arte.
En ese instante conecté con un leve dolor en el corazón. No me preocupé. Y en ese momento “ la aparición” me “dijo” ( no había palabras, sino transmisión de información, no lo puedo explicar) que murió de un infarto. Le “escuché” y me dormí con ese leve dolorcito…
No tenía ni idea de lo que se me venía “oníricamente”. Fue un sueño o una experiencia ¿ ¿qué es la realidad? ¿ cómo sé que no estoy soñando ahora?
Sueño:
Estoy durmiendo en el mismo hotel, exactamente igual que cuando me acosté. Las mismas sábanas, el mismo balcón, y la misma ducha. Al lado estaba mi chico. Todo era igual como cuando cuando cerré los ojos. Entonces, estando dormida, se incrementa el dolor en el corazón, comienza a hacer insoportable. Tomo consciencia de que estoy padeciendo un ataque al corazón, me ahogaba. Despierto a mi chico, él se levanta asustado, llama una ambulancia, y me dice que se va a buscar ayuda. Yo lo tomo por el brazo y le digo: “ No te vayas, yo me voy, no quiero estar sola…” Él se quedó y sostuvo mi mano en silencio. Nos miramos por última vez y yo exhalé mi último suspiro en Madrid, en un hotel por Gran vía, al lado del hombre que amo, sin hijos, con edad de 32 años…
Me vi flotando fuera de mi cuerpo. Mi chico lloraba. Yo ya no sentía dolor ni nada. Yo quería tocarlo y decirle que estaba bien, pero no podía. Entonces vi la vida como si fuera un gran hermano en directo. Comencé a ver fragmentos no lineales del futuro. Vi como mi chico le daba la noticia a oveyda ( mi madre). Presencié su llanto, el dolor. Yo estaba serena. Luego, “ algo o alguien” vino a buscarme para “llevarme” a dónde sea que vamos. Y entonces, vi mi vida desde una perspectiva increíble. Todo. Cada detalle. Cada herida, cada sonrisa. Todo. Y supe. Sabía. Un pez cuando lo sacan del mar conoce el océano. En ese instante libre del intruso hermano, supe que era posible librarnos de nuestras telarañas mentales. Supe que se podía. Que no tenía que ser buda ni Cristo. Vi que realmente en y con el cuerpo se puede ser la grandeza del infinito. Sentí un profundo lamento, pues me dije: “ qué tonta fui, me dejé engañar, creí que no era posible estar libre del sufrimiento, pero es posible, es real… Espero la próxima recordarlo…” y me “fui”…
Fin.
No sé cuánto tiempo transcurrió entre este sueño y lo que ocurrió a continuación en vigilia…mi chico me lo contó:
Son las 4 de la madrugada, y me despierto como alguien que ha caído en un pozo hondo de agua y abre la boca para respirar aire. Mi exhalación agobiante despierta a mi compañero, dice que me desperté, me senté en la cama, comencé a columpiarme y él me acostó suavemente y me dormí.
A la mañana siguiente comienzo a escribir lo vivido. Aún sentía esa alegría de saber que es posible. Que es viable. Agradezco que me permitieran continuar…
Había una parte de mi que desconocía qué podía significar aparte del “ es posible” y “segundas oportunidades”. Tengo una parte racional a la que honro, a veces es necesario entender algunas cosas. Aunque no me obsesiono, sé que la vida siempre te da la explicación a su debido tiempo.
Volví a Málaga, y con ella las tribulaciones que me genera la ciudad. Y entonces, por sincronías alguien me envía un video de Elisabeth Cross Kubler, ya la había “oído” mencionar. Especialista en cuidados paliativos. No sé por qué razón terminé descargando un libro de ella que titulado “ la Rueda de la Vida”. Inicié la lectura, y el libro comienza con la siguiente frase: “ Nada es casualidad”. Siento un pinchazo dentro del pecho. Me deleito con su biografía. Tantos obstáculos, tantos prejuicios sobre su trabajo con moribundos y enfermos de SIDA. Le quemaron su casa, pinchaban su coche. No obstante, la mujer seguía adelante con su trabajo. Me sentí un poco avergonzada, por permitirme a veces derrotismos.
Seguí con la lectura y para mi sorpresa, la mujer describe unas “fases del morir” que me dejaron boquiabierta. Millones de testimonios de personas de diferentes culturas y religiones, le permitieron establecer una especie de “modelo o patrón” que se repite:
- Flotar
- Paz
- Alguien nos asiste
- Ver todo con perspectiva
Entre otras cosas…
En ese momento, tuve piel de gallina, ya no podía permitirme racionalizar con mi sueño. Algo de ello quizás había sido más “real” de lo que mi Intruso hermano ( ego) se permitía admitir.
Terminé la lectura con una sensación de “ hambre por la muerte”. Quería saber más. Me dirigí a una librería y encontré un título de su autoría: “La muerte, un amanecer” tiene una mariposa, a mi me encantan las mariposas. Lo tomé ( sólo había un ejemplar) y lo llevé a la cajera para pagarlo. La dependienta lo miró y me hizo una pregunta “redundante” “¿se lo va a llevar?” Yo pensé es obvio…pero ella no esperó mi respuesta: “ es hay un Sr que también quiere llevarlo, y sólo tenemos este…” Pregunté quién? La dependienta señaló detrás de mi espalda, era un Sr de unos 65 años, bajito, con gafas negras. Lo miré y entonces supe que debía entregarle el libro a él. El hombre se negó por cortesía a recibirlo. Acudí a mi mujer salvaje y le en tono de orden: “ lléveselo. Ud lo necesita” Lo tomó un poco confundido y yo me disponía a salir del local, me llamó y me preguntó:
Sr: “ ¿me conoce?
Yo: No. Llevo un mes en la ciudad…
Sr: Es que…( comenzó a sollozar..) es que…mi mujer “ se fue” hace dos meses…y estos libros de esta mujer…me dan esperanza…extraño mucho a mi esposa…
Yo: sonreí le di una palmada en la espalda, y me despedí viendo su mirada de agradecimiento.
Me fui a casa con la sensación de estar muy llena de amor.
Luego seguí reflexionando de cómo elisabeth Cros, hablaba abiertamente de sus experiencias “paranormales”, pensé que había sido muy valiente, la admiré. Dejé el asunto de la muerte a un lado, quería “desconectar” y encendí la tele para buscar una peli. Y había una llamada: “ premonición” Sonreí, pues sabía que también hacía parte de lo que sea que me estaban tratando de decir y que yo no “pillaba”, me dispuse a verla. Y más o menos, va de un hombre que trabaja en cuidados paliativos y que ayuda a las personas a morir en paz, una especie de “enviado”. Comienzo a reírme a carcajadas. ¿qué pasa? No puede ser…y recuerdo la frase del libro: “ nada es coincidencia”
¿ qué me están queriendo decir con el tema de la muerte? ¿ me voy a morir? Eso seguro. Algún día. ¿ tengo que dedicarme a cuidados paliativos? ¿qué es? No entendía nada. Pero sabía intuitivamente que algo me querían decir. Y entonces hice creo que la pregunta correcta: ¿Esto que tiene que ver con la Sombra?
Y entonces lo vi claramente: LA MUERTE ESTÁ EN LA SOMBRA.
¿Qué sienten los occidentales sobre la muerte?
Los cementerios afuera de las ciudades
No se menciona, es tabú
Toda la maquinaría anti-edad de belleza básicamente está negando y temiendo a la muerte
¿Cómo trata el Sistema a los ancianos? Los llevan a la “cueva del lobo” porque lo que no produce, no sirve.
Observo mi vida, y no soy diferente al resto que cree, actúa y planifica su vida como si no existiera la muerte.
Por lo tanto la llamada a reconocerla e integrarla es muy fuerte.
Observo, que unos de los ciclos de la Diosa es VIDA/MUERTE/VIDA. La muerte asegura el ciclo de la vida. Sin embargo, en occidente vivimos como caricaturas de Drácula. Una farsa. Y cuando viene la hermana muerte y nos pilla “ con las bragas abajo”, es decir, sin resolver nuestros asuntos. Sin perdonar. Sin decir lo que se tenía que decir. Básicamente, con deudas emocionales.
Recuerdo un ejercicio que solía usar mucho en la adolescencia: ¿si tuviera un mes de vida qué haría?
Así me quitaba lo trivial. Esta preguntaba me devolvía inmediatamente a lo que es esencial en mi vida. Curiosa paradoja, pues para recordar la importancia de la vida, debía recordar la inevitable presencia de la muerte.
¿Pero y cómo integro la muerte en mi vida?
Leyendo todos los libros de Elisabeth, o con el Libro tibetano de la vida y de la muerte? Siento que no es suficiente. ¿ Y si decidiera vivir todos mis días como si fueran el último? ¿ Qué miedo tendría? ¿ planificaría mi futuro? ¿ me callaría mi sentir? ¿ sería orgullosa? ¿ me permitiría perder el tiempo en trabajos, relaciones, y telarañas mentales insanas? Creo que no. La muerte está literalmente detrás de la oreja. No me puedo permitir perderme la vida. Y es que “me lio” tanto a veces…con que si mi padre…que si mi madre…que si soy neurótica…que si no me salen las cosas… A tomar por cu…!!! Me voy a morir cada noche con un poema. Y resucitaré cada día con la inocencia del recién llegado que sabe que hay que irse al final del día.
Cada noche escribiré mi último poema. Y lo compartiré con la vida. Mi muerte es, el pasaporte a mi vida.
Con Amor,
Luna Aisha Barajas
Cazadora de Sombras
Terapia Transpersonal
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