La mayor aventura que existe en la vida es la de ser nosotros mismos
Científicos del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica (CfA)han detectado las huellas de dos chorros de rayos gamma que fueron lanzados desde el centro de la Vía Lactea en direcciones opuestas en algún momento del pasado. Una muestra más de que nuestra galaxia no siempre fue tan pacífica como se pensaba.
Se extienden a una distancia de 27.000 años luz por encima y por debajo del plano galáctico, con una inclinación de 15 grados, y seguramente estarían relacionados con las burbujas que el telescopio Fermi, el mismo con el que se ha realizado el nuevo descubrimiento, detectó en 2010, y que también se extienden a una distancia similar, 25.000 años luz.
En su día, hace apenas un año y medio, el descubrimiento de las burbujas sorprendió a los astrónomos, que afirmaban no poder explicar su origen:
“Lo que hemos visto son dos emisiones de rayos gamma en forma de burbuja que se extienden al norte y al sur del centro galáctico -explica Doug Finkbeiner, astrónomo del centro de astrofísica Harvard-Smithsonian y el primero en reconocer la estructura-. Y no comprendemos completamente su naturaleza y su origen”. (Fuente: ABC Ciencia)
Entre las ideas barajadas, especularon con la posibilidad de que fueran gases sobrantes de un proceso de formación de estrellas. Otra idea fue la eyección de rayos gamma desde el centro de la galaxia, lo cual podría ser confirmado por el nuevo hallazgo.
La existencia de estos haces confirmaría que el agujero negro central de nuestra galaxia fue mucho más activo en tiempos pasados. Según Meng Su, astrónomo del CfA y autor principal del estudio:
Estos débiles chorros son solo un fantasma o secuela de lo que existió hace millones de años. Pero refuerzan la evidencia de que hubo un núcleo galáctico activo en el pasado relativamente reciente de la Vía Láctea (Fuente: europapress)
Durante los años ochenta y noventa, los debates sobre si este tipo de rayos podían darse en la Vía Lactea solían inclinar la balanza a favor de quienes sostenían que su procedencia era exterior a nuestra galaxia. Sin embargo, los últimos años han obligado a cambiar la opinión al respecto. Sin ir más lejos, el 27 de diciembre de 2004, la Tierra sufrió el impacto de la mayor emisión jamás conocida:
El ataque llegó de improviso, desde la lejana constelación de Sagitario, a más de 50.000 años luz de distancia. Durante un breve instante, apenas un par de décimas de segundo, el 27 de diciembre de 2004 un invisible estallido de energía, equivalente a medio millón de años de iluminación solar, alcanzó la Tierra casi a la velocidad de la luz. Muchos de nuestros satélites dejaron de funcionar al instante, y las capas superiores de nuestro mundo quedaron instantáneamente ionizadas por el súbito impacto de cantidades masivas de rayos gamma.
La fuente de aquél ataque invisible fue un extraño tipo de estrella de neutrones, un magnetar, conocido como SGR 1806-20 y que se encuentra justo en el extremo opuesto de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Los magnetares, un tipo de púlsares que periódicamente expulsan enormes cantidades de energía, poseen campos magnéticos de una extraordinaria intensidad (hasta 1.000 veces mayor que la de un púlsar convencional). Tanto, que resultarían letales para cualquier forma de vida a más de mil km. de distancia. (Fuente: Ciencia y tecnología)
Los desperfectos reconocidos fueron meramente tecnológicos, ya que la sobrecarga en la ionosfera afectó a diversos satélites, aunque fueron muchos los que no pudieron evitar el recuerdo del terremoto de Indonesia que se desencadenó dos días antes, y que con una intensidad de 9,3 en la escala Richter es el segundo evento sísmico más grande jamás registrado. Desde el punto de vista de la ciencia, tal asociación no tiene bases demostradas.
Otros, como Elchin Khalilov, creen que habría una relación muy estrecha entre las alteraciones en la ionosfera y las variaciones energéticas del núcleo terrestre, todo lo cual repercutiría en la estabilidad del manto terrestre y provocaría el movimiento de placas tectónicas.
Las incógnitas en torno a la actividad energética en el interior de nuestra galaxia está aún en pañales. Recordemos que hasta el año 2000 no se confirmó la existencia de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo que ocupa su centro. Hasta entonces, la nuestra era vista como una galaxia paradisíaca en la que no pasaba nada, mientras que el asunto de los agujeros negros y las emisiones ultra-energéticas eran cosa de alguna que otra galaxia muy, pero que muy lejana… Ah, qué tiempos felices…
Es cierto que había leyendas… pero eran eso, sólo leyendas…
Por ejemplo, según las interpretaciones realizadas en el siglo XX por algunos sobre cierta civilización del Yucatán, de cuyo nombre no quiero acordarme, al menos al tratar estos asuntos, una enorme fuerza existe en el centro de nuestra galaxia. Una fuente de poder de la que nació todo lo que conocemos y que, de manera cíclica, regularía el devenir del sistema estelar mediante la emisión de pulsos energéticos. La llamaron Hunab Ku.
Hunab Ku emitía energía de manera constante, pero con momentos de mayor y menor actividad. Así, las eyecciones más importantes tendrían lugar una vez durante la cuenta larga de cinco eras, 25920 años, esa que acaba el día que ya todos sabemos, aunque hay otras versiones que hablan de dos emisiones en este período, es decir, cada 12960 años, momentos ambos en que Hunab Ku y Kinich Ahau, nuestro sol, sincronizan sus energías y la Tierra, por tanto, recibe una descarga extraordinaria.
A raíz de estas historias, en los años ochenta el escritor José Argüelles ideó una explicación bastante sorprendente sobre cambios de frecuencia que nos afectarían según la región de la galaxia y la manera en que ésta es bañada por “rayos” desde su centro:
¿Qué querían decir los mayas con esto? El fin de los tiempos, entendiendo “tiempo” como el movimiento de una corriente energética, implica que es el paso de una frecuencia a otra. Durante ese tiempo, la Tierra transcurre por un mismo campo vibratorio de la galaxia, rayo sincronizador, y luego entra en otra zona afectada por otro tipo de frecuencia, provocando la necesidad de ajustes para que todos los sistemas implicados se armonicen con la nueva corriente. Es lo que podríamos llamar “resonancia armónica”. (Fuente)
25.920 años de ciclo, emisiones gamma con tamaños de 25.000 o 27.000 años luz… Esté donde esté, José Argüelles disfrutaría mucho con los últimos descubrimientos de la ciencia. Sin duda…
Otros, en cambio, no sabemos qué cara poner…
(Fuente:amanecer2012)
Bienvenido a
PSICOPRESENTE -Red de Psicología Evolutiva y Desarrollo Personal
CUALQUIER APORTACIÓN SERÁ AGRADECIDA PARA MANTENER ESTA WEB.
SI QUIERES COLABORAR CON PSICOPRESENTE , O SIENTES QUE ESTA WEB APORTÓ ALGO A TU VIDA ,SE ACEPTAN DONACIONES.
CUALQUIER IMPORTE ES BIENVENIDO. LA DECISIÓN ES TUYA.
MUCHAS GRACIAS.
GRUPO WHATSAPP DE
PSICOPRESENTE
by free-website-translation.com
------
DE CRECIMIENTO PERSONAL Y GENTE CON
POSITIVIDAD
CON NUEVOS TEMAS
SUSCRIBETE
ATRÉVETE A SER TÚ MISMO Y SER FELIZ .¿QUÉ TE LO IMPIDE?
LA MAYOR AVENTURA QUE EXISTE EN LA VIDA ES LA DE SER NOSOTROS MISMOS.
SI QUIERES PROFUNDIZAR EN TU AUTOCONOCIMIENTO UN POCO MÁS SUSCRIBETE A ESTA RED PULSANDO AQUÍ PARA RECIBIR NUESTROS BOLETINES
SI TE GUSTA ESTA RED INVITA A TUS AMIGOS PULSANDO AQUÍ.
NUESTRO CANAL EN YOUTUBE - SUSCRIBETE
© 2024 Creado por KARMEN. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de PSICOPRESENTE -Red de Psicología Evolutiva y Desarrollo Personal para añadir comentarios!
Participar en PSICOPRESENTE -Red de Psicología Evolutiva y Desarrollo Personal