SOLO SE AMA UNA VEZ EN LA VIDA
El amor viejo es fétido. La agonía es absurda y demasiado larga. Sus estaciones son absurdas y cortas. Los recuerdos no son más que imágenes difusas y se diluyen cuando se derriten. Los sentimientos se congelan y el otoño no es más que un augurio, de la muerte otoñal. Las buenas intenciones desaparecen más rápido de imaginado y día a día, servimos menos los mayores. Los hogares geriátricos son basureros humanos de olvidados. Es una necedad el luchar contra el destino y se necesita valor para aceptar la realidad. Desaparecen la magia y el encanto seductor de las palabras amorosas, que se tornan tediosas y melosas. La genialidad y la creatividad que estremecían de un loco interesante, ha desaparecido. Jamás logre expresar un te amo o un deseo, con fuego. Sin imaginarlo: de amantes, pasamos a ser buenos amigos. Mentiría si niego que necesito verla o al menos escucharla, una vez al día. Creí que era feliz viviendo libre como el viento y creía tenerlo todo, al poder satisfacer cualquier capricho necio.
Hoy no soy más que un solitario y triste lobo estepario. Un costal vacío de sueños. Jamás aprendí a decir un te amo. Todo se reduce a una admiración y a un profundo respecto de espacios. Siento atracción, pero mis sentimientos, ya no son los mismos.
-¿Todavía me amas, al menos un poquito? Me pregunta ella
-un poco… (Sabía que decirle: te quiero, era herirla aún más).
-Yo te quiero, pero es imposible pensar en darnos una segunda oportunidad. Sólo se ama una vez en la vida, a un gran amor.
Con voz apagada, con una mirada gris y sin vida, dije:
-Vivo indignado con las contradicciones de la razón y de la vida. A veces pienso que basta con abrir los ojos frente a la realidad y comprobar que Dios no existe o tiene Alzheimer.
Dicen que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; quizás por eso, debería ser la mejor criatura del mundo. Para mí no es más que una fiera, poco evolucionada.
-Si te regalara otra oportunidad, ¿qué esperarías de mí?
-Simplemente: ¡una poquita de felicidad!… eso me bastaría para ser inmensamente feliz.
La expresión de respuesta lo dijo todo. Pienso que no hemos sido más, que un par de fantasmas enamorados el uno del otro. Una relación sin sexo, es una relación sin futuro. Nuestra relación puede ser hermosa y de gran respeto, así sea aveces absurda y haga daño.
Entre nosotros jamás existió un: esto es mío o esto es tuyo. Ni se impuso un yo quiero o un tú debes hacer aquello…
-Me cansé de ser la víctima y de pagar, por lo que viví antes de haberme casado. Ahora: Soy feliz. Soy libre. Soy una persona profesional exitosa. No deseo volver a sentirme castrada o dependiendo de migajas. Pienso que un hogar y una cárcel son casi lo mismo.
-No te entiendo. Creí que lo había dado casi todo, de acuerdo a mis posibilidades.
-¡Menos amor! Fui una esclava de tus caprichos y me resigne a aceptar tu vida libertina.
Me siento como el sapo. Sé que jamás llegaré a ser su príncipe azul y menos: ¡el gran amor de su vida! Jamás he podido recordar, en qué momento comenzamos a distanciarnos. Fuimos víctimas del destino, de las circunstancias y sin embargo: la vida nos unió con lo más hermoso: ¡nuestros hijos!
No soy más que un simple poeta. Un poeta y un escritor no son más que perdedores profesionales y buenos para nada. Sólo sabemos soñar y crear fantasías –como me reprocha la bruja que convive conmigo y es como compartir con un amigo, pero con tetas.
-Siempre fuiste y serás un costal de ilusiones-me dijo- me fascinan tus palabras porque tienen fuerza nuclear. Tú me enseñaste a luchar, a perseverar y hacer realidad sueños. El amor nunca muere, simplemente cambia de lugar… o se demora demasiado en llegar como la Navidad, cuando éramos niños.
Ella hablaba segura y no le temblaba la voz.
No sé si se me olvidó, el cómo decir mentiras o el cómo hablar cual enamorado con cara de estúpido. Sabía que era tiempo perdido el implorar y menos el exigir.
Me sentí como un animal viejo que se resigna a la muerte. Como el enfermo que renuncia, a seguir luchando por la vida. Sabía que ella ya conocía todos los libretos amorosos, de cuando se limosnean centavos de amor.
Cuando la magia del hechizo se rompe, nada vuelve a ser lo mismo. Nada pueden hacer los detalles ni las súplicas de los perdones, así se implore de rodillas.
La mujer que tenía frente a mí, era otra. La mujer que aprende a dominar sus sentimientos y sus deseos, siempre será una mujer liberta. Sentí rabia contra la religión, esa celestina que ha hecho del amor un lupanar. Sabía que hasta un hijo de puta pastor de almas, la había tratado de hacer parte de su rebaño, en su primavera.
-Aprendí demasiado tarde a desnudarme- exclamé en un profundo suspiro.
-Para mí, la vida ahora se reduce a: liberación y justicia. No de liberación femenina. Habló de responsabilidad conmigo misma como mujer.
Pensé que era de las pocas que se podía sentir orgullosa de haber sido libre y del haber gozado de imparcialidad, en su hogar o en una relación de pareja.
-¿Hay algo que te pueda ofrecer, Osita?
-Ya es demasiado tarde, ¡ya es imposible! ¡Vida! ¡Sólo te pediría vida, si me la pudieras dar! ¡Perdí y me robaste, los mejores años de mi vida!
-¡Vive!-Le dije- como si le hubiera abierto para siempre la puerta a una jaula invisible.
-¡Vive! ¡Aprende a vivir!-Me dijo ella- como si se apiadara de mi
Desde entonces intentamos sobrevivir de la manera más digna posible, cada uno.
“Sólo se vive una vez en la vida, un gran amor”…” el amor nunca muere: simplemente cambia lugar”…” liberación y justicia”… “¡Vive!... ¡Vive!”... es el eco impasible que escucho desde entonces…
Todo testimonio de vida, nos deja una moraleja.
Los caminos hacia la felicidad son absurdos y el desamor mata.
Héctor “Animal de Vuelo” Cediel 2010-04-08 hcediel2@hotmail.com
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