Por monseñor Martín Dávila / En el mundo actual existe una actitud anticatólica manifiesta, de modo que quien desee manifestarse como católico, recibirá constantemente críticas y oposiciones…
Por todo ello, es preciso que los católicos convencidos se pongan de pie, propaguen su fe, especialmente con su vida, y den testimonio ante el mundo actual de que vale la pena ser católicos. Ser católico es tener la seguridad de estar en la verdad, que Dios mismo nos enseñó por medio de Jesucristo. La verdad, que en el amor a Dios y al prójimo, da sentido a nuestra vida y nos llena de alegría y felicidad.
Pero también supone ser signo de contradicción y recibir ataques de aquellos que hablan mucho de tolerancia, pero no toleran la fe católica.
Ser católicos de verdad en un mundo anticatólico es difícil, porque supone luchar contra una mayoría que, por maldad o por ignorancia, atacan nuestra Iglesia y nuestra fe.
Hace falta mucho coraje para vivir como católicos, pero vale la pena. El mundo moderno necesita testigos vivos del Evangelio, católicos militantes, que no se escondan sino que den la cara y salgan al frente para defender su fe. Católicos que no se avergüencen de su historia y que sepan responder ante las acusaciones que les plantean los enemigos de la Iglesia.
Si eres católico, contamos contigo. Vive tu fe y así, por experiencia personal, podrás decir a todos los que te rodean que ser católico es la mayor gracia que Dios te ha regalado, que no estás dispuesto a renunciar a ella y que quieres compartirla con todos los que lo deseen y busquen un sentido a su vida.
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