La Reencarnación y las distintas creencias:
Cuando se escucha hablar de la reencarnación en nuestra sociedad, quizás lo primero que viene a la mente es que la idea no concuerda con las creencias de nuestra cultura o religión, y por lo tanto se tiende a descartar como una posibilidad válida. No obstante, una gran parte de la población mundial mantiene la creencia de que somos un espíritu, que para evolucionar y mejorarse, pasa a través de diversas existencias físicas (como quien se cambia de ropa), hasta lograr un estado de iluminación, o la pureza necesaria para ya no necesitar volver a encarnar en la tierra.
Quizás se piensa en que la diferencia más grande entre la visión occidental y la oriental estriba en que los primeros creen que el alma habita un solo cuerpo por única vez, y los segundos consideran la posibilidad de que una misma alma transcurra por varios cuerpos físicos hasta volver a la fuente. Probablemente la cantidad de cuerpos que utiliza un alma hasta llegar al ‘cielo’ no sea tan importante como lo es la visión de en qué consiste ese ‘cielo’.
¿Cómo continúa según las tradiciones orientales y occidentales la existencia del alma luego de terminar una existencia terrenal?
Según la visión occidental tradicional, se ve el ‘cielo’ como a un lugar al que se va, después de morir, mentalmente al ‘más allá’ se lo sitúa en el espacio.
Según la visión oriental, se ve la iluminación del alma como un estado de consciencia, como un concepto abstracto. Al proceso de la iluminación se lo puede visualizar como un cambio dentro de los diversos planos de consciencia, independientemente del lugar donde sea llevado a cabo y también como algo posible de ser logrado dentro de la vida terrenal (no necesariamente después de haber muerto).
Para poder comprender mejor el concepto de ‘plano’, no tenemos que imaginarnos por ejemplo ascendiendo de un plano inferior a otro superior como si se subiera una escalera (No estamos ‘abajo’ o ‘arriba’, en un lugar u otro).
Más acorde a la idea, sería la visualización del plano como un cambio en la vibración, un aumento o disminución en las vibraciones que nos hagan ‘resonar’ de distinta manera, en distinta frecuencia, aún sin cambiar de lugar.
Pensemos también que varias vibraciones musicales pueden ocupar el mismo espacio en el mismo momento, y pese a ello ser capaces de diferenciarse unas de otras, ser escuchadas simultáneamente, o solo algunas de ellas, de acuerdo a su intensidad, o a su grado de vibración, y a la sensibilidad del ser que las escucha.
También podemos imaginarnos los distintos planos como diferentes ondas de radio, que si bien conviven alrededor nuestro en forma simultánea, en general solo nos es posible captar o sintonizar una radio por vez.
Se puede considerar que entre el mundo netamente físico y el mundo espiritual hay un conjunto de planos al que los antiguos autores denominaban el ‘mundo astral’. Según Y. Ramacharaka, entre los dos extremos, el mundo físico y el mundo espiritual, se puede observar innumerable variedad de fenómenos y fases de existencia. En los subplanos inferiores del mundo astral se manifiestan las actividades psíquicas llamadas clarividencia, clariaudiencia, telepatía, psicometría, etc. También se manifiestan en estos subplanos inferiores ciertas formas de ectoplasmas, y otras apariciones de almas desencarnadas que suelen percibir el hombre y algunos animales. Asimismo actúan y se mueven en estos subplanos los seres humanos vivientes en el mundo físico que se desprenden temporalmente de su cuerpo físico durante el sueño o la meditación.
En otros subplanos se manifiestan los fenómenos psíquicos, las formas de pensamiento, las ondas y nubes mentales que influyen en la mente y el ánimo de quienes tienen su misma tónica psíquica.
Así como en las religiones occidentales se concretaron las ideas de ‘infierno’ en oposición a la de ‘cielo’, así también en el mundo astral de los orientales existe la idea de que hay subplanos inferiores donde las almas desencarnadas que en la tierra tuvieron inclinaciones negativas sufren un proceso de acuerdo a sus obras.
La diferencia está en que el infierno o plano inferior del mundo astral no es eterno, sino que el alma desencarnada puede purificarse y aprovechar la ocasión que se le depara de evolucionar y mejorar.
El sentido de la vida:
En general los occidentales podríamos coincidir en la búsqueda de la mayor felicidad posible como un objetivo en nuestras vidas. Entre los orientales, la felicidad es más bien vista como un resultado, como una consecuencia, pero no como un objetivo en sí misma. El alcanzar la sabiduría, el iluminarse, el lograr el entendimiento más elevado, de amor y unidad con el resto de los seres vivos, quizás sean las metas adonde se encamina una persona con mentalidad oriental.
El sufrimiento también es visto en distintos términos: En algunas ocasiones como un castigo o como una prueba, para los occidentales.
Para el oriental, el sufrimiento es un camino, un puente, hacia un mayor entendimiento, algo que nos hace evolucionar, madurar como seres humanos, elevarnos, con el sufrimiento como proceso difícil, pero que limpia el alma humana, como si estuviéramos siendo tallados, transformados, pulidos por él, para tomar formas cada vez más nítidas y hermosas. En algunas tradiciones se ve con los mismos ojos al sufrimiento que al gozo, como experiencias de las cuales tenemos que despegarnos, no identificarnos con ellas. Esto no quiere decir no disfrutar o no tener sentimientos, sino solo que no tenemos que confundirnos a nosotros mismos con ese sentimiento, no somos el sentimiento, sino que el sentimiento es una experiencia que vivimos nosotros.
Para qué volver a encarnar en otro cuerpo?
Se piensa que la ley universal del Karma nos da la oportunidad de trabajar en nuestras acciones y pensamientos negativos. Pero volvemos no solo para trabajar nuestra negatividad, sino que la idea de volver se acerca más al tema de descubrir la verdad sobre quienes somos realmente. Hasta nuestros actos positivos pueden ser generados desde una falsa sensación de identidad. De hecho, se piensa que todas nuestras acciones son el resultado de la percepción y de la proyección, quizás nuestra introspección nos pueda ayudar a ver si estas acciones tienen su origen en nuestro verdadero ser o en la identidad del ego.
Uno se pregunta si tendremos que seguir volviendo a la tierra hasta que lo ‘hagamos bien’. (E interiormente podemos tener el deseo de que esto no sea verdad...de que no funcione así...)
Pero, ¿Por qué no querer que esto sea verdad? ¿Que pasa si esto de ‘volver’ hace realmente una diferencia?... Si en vez de tener ‘una sola oportunidad’ y entonces salir preparados al ‘más allá’ con el entendimiento limitado que nos pueda haber proporcionado esta experiencia única, sin poder experimentar la totalidad de la eternidad en toda su gloria... Si entendiéramos que al volver tendríamos una chance de probar de vuelta, de entender más, de volvernos cada vez más sabios, más puros, de ser mejores vehículos de amor incondicional, hasta que alcanzáramos la iluminación de la consciencia... ¿No valdría la pena ‘volver’?
El libre albedrío:
Una de las preguntas que más frecuentemente se hace el ser humano es si existe el ‘destino’, si estamos ‘predestinados’ de alguna manera, y que libertad de elección podríamos tener si esto fuera así. No vamos a explayarnos en esto, ya que es un tema muy amplio y con muchísimas interpretaciones filosóficas y religiosas. Abajo les copiamos una curiosa visión de la vida que encontramos en una lista de correo...
La Vida:
La vida es como un juego de video.
La predestinación se encuentra en los distintos caracteres que a uno le tocan en suerte, y los diferentes niveles por los cuales tenemos que atravesar.
El libre albedrío es como decidimos jugar el juego, que estrategias utilizamos, como nos comportamos ante las distintas circunstancias que nos tocan. Cada vez que reiniciamos el juego o cambiamos de nivel (o respiramos o acordamos vivir un nuevo día) recibimos nuevas chances y estrategias...para ayudarnos a ‘ganar’ o avanzar en el juego...En vez de salvar a la princesa...encontraremos paz y serenidad en nuestra propia y universal divinidad.
La Reencarnación en el Cristianismo:
La reencarnación no era una idea ajena a los primeros cristianos, pero puede decirse que históricamente el cristianismo ortodoxo nunca ha contado entre sus creencias, al menos de modo oficial o significativo, la creencia en la misma.
Si bien en los primeros años del cristianismo se aceptaban diversas corrientes de pensamiento, como la idea de la reencarnación (Gnósticos) y la preexistencia de las almas (Orígenes), en el segundo Concilio de Constantinopla (553) se afirma que algunas de estas ideas eran ‘anatemas’ (herejías). No se menciona explícitamente a la reencarnación, pero si dicen en uno de los anatemas contra Orígenes: ‘Si alguien afirma la fabulosa pre-existencia de las almas y la monstruosa restauración (apokatástasis): sea anatematizado’
Dice Vicente Merlo: ‘Con la condena de Orígenes se estigmatizó como herejía la preexistencia del alma y con ello, indirectamente, todo lo asociado con la reencarnación, de tal modo que cualquier discusión posible sobre el tema quedó eliminada de raíz. Desde entonces la controversia quedó cerrada.’
La Reencarnación en la vida de cada uno:
Más allá de las distintas tradiciones religiosas y de los pensamientos occidentales y orientales, se puede percibir en forma personal la probabilidad de esta teoría. Baste considerar las diferentes experiencias místicas, meditación, regresiones, observación del entorno, de nuestras personalidades, sueños, deja-vu, del comportamiento de nuestros propios hijos...Está en cada uno de nosotros el considerar la Reencarnación como una posibilidad dentro de las distintas concepciones de la realidad de nuestra existencia.
Bibliografía:
‘La Vida después de la muerte’, Yogi Ramacharaka
‘La Reencarnación, clave para entender el sentido de la vida’, Vicente Merlo
Me encantaría escuchar sus ideas y comentarios con respecto a la Reencarnación...Un abrazo, Abelia
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