Poco a poco el verano se acaba y llegamos al momento en el que la noche y el día serán iguales, simbolizado para los celtas en la fiesta de Mabon. En el ciclo de la naturaleza entramos en la segunda cosecha, la de los frutos silvestres, nueces, moras… es un momento de dar gracias y saber que el verano se acaba. Así poco a poco nos prepararemos para el invierno, empezaremos las curas del cuerpo, y retomaremos nuestros hábitos olvidados. Intentaremos con más ganas aprender algo nuevo y realzaremos o intentaremos conectar con todo nuestro potencial. El año seguirá avanzando y el 1 de Noviembre celebraremos Samain. Para los antiguos celtas es el momento de iniciar el año, iniciamos el año hacia dentro, hacia nosotros, hacia la profundidad de la tierra, entramos en nosotros mismos, para aprender, para saber qué queremos, para potencializar todo en lo que creemos, para más tarde poder crear, para descansar…
Es un momento especial en muchas culturas, para algunos el velo entre los mundos se abre y el más allá está mas cercano. Es el momento en nuestra vida para renacer y dar cobijo a aquello que queremos que se materialice en nuestra vida. Recordando que es el momento de mirar hacia nosotros mismos, para saber que aunque no se vea en el exterior lo que llevamos dentro, podemos gestarlo y saborearlo para que más adelante en la primavera pueda dar fruto.
En el descanso, en el inicio, todo es posible, tengas la edad que tengas, con las posibilidades que tengas, todo es ilimitado. Tú mismo puedes coger rienda poco a poco, paso a paso de tu destino. Es un momento donde todo es posible. Un momento mágico, único. Es un momento para nosotros.
Para todo momento hay que preparase, por eso poco a poco nuestro cuerpo empieza a sentir que necesita una limpieza o desintoxicación. Además de tomarnos en serio nuestros hábitos, también es momento para prepararse mentalmente. Hay que cerrar todo aquello que tenemos pendiente, para desde el vacío comenzar con todo lo nuevo. Desde nuestra pureza empezar a ser más que nunca nosotros mismos. Es un momento para celebrar, celebrar que una etapa se acaba e iniciamos una nueva.
Espero y deseo que en ese día puedas concentrarte un momento y reconocer todo aquello que por delante tienes, coger fuerzas para su inicio… y saber que paso a paso se hace el camino.
Nosotros nos vamos con la imaginación a tierras celtas, si te animas eres bienvenido. Un viaje para interiorizar y a la vez celebrar el año nuevo celta.
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