Durante décadas ha sido considerado un tema poco comprendido por la Ciencia, pero hoy las cosas han cambiado y nuestros más vanguardistas matemáticos, físicos y biólogos se han planteado un último reto: el de explicar científicamente la conciencia, un fenómeno que surgió misteriosamente en los albores de la humanidad,
creció y evolucionó junto nosotros y llevó al hombre a plantearse el enigma de
su identidad y su relación con el mundo. El progreso humano se lo debemos a la conciencia, y sin embargo,todavía no sabemos lo que es...
CONCIENCIA:
El hecho dé tener percepciones, pensamienios v sentimientos.
La consciencia es un fenómeno fascinante, pero escurridizo; es imposible especificar lo qué es, lo que hace o por qué ha evolucionado.
Son temas que los científicos "duros" como los matemáticos evitan escrupulosamente porque resulla imposible traducirlos en números, o bien que no pueden reproducirse en los estrechos límites de un laboratorio.
Y entre ellos, naturalmente, los que se refieren a las experiencias subjetivas de cada uno de nosotros. Por ejemplo, los sentimientos; el miedo, el amor, la ira... Y, por supuesto, la madre de todas las experiencias internas. Sí, eso tan escurridizo que llamamos consciencia.
La consciencia tiene una tan larga como misteriosa historia, y parece ser una consecuencia de los procesos provocados por la progresiva complejidad que se ha dado en nuestro planeta.
No es el único suceso misterioso qué ocurrió en nuestra dilatada evolución. El primero, hace aproximadamente 3.500 millones de años, fué la aparición dé la vida.
Un ser vivo es sólo un mayor o menor número de moléculas químicas que, por alguna razón desconocida, adquiere entidad propia, y con ella una cantidad características completamente nuevas: nace, crece, se nutre, se reproduce y muere.
La segunda es la aparición de la inteligencia. En algún momento, presumiblemente hace más o menos un millón de años, algo muy extraño sucede en el cerebro de los primeros homínidos, el cual se convierte en un Órgano de enorme tamaño. Posee cien mil millones de neuronas, como estrellas hay en una galaxia. Más aún: cada una de ellas puede establecer innumerables conexiones con sus vecinas, correlacionando billones de datos v consiguiendo así una tremenda capacidad de adquirir, retener y procesar información.
Pero si nuestras capacidades se redujeran a eso, apenas seríamos algo más que simples computadores biológicos. No. De pronto, en el ser humano nace algo difuso pero inmenso llamado "consciencia". "Yo soy yo y estoy aquí y ahora; y más allá de mi se encuentra el mundo exterior". Todos nuestros esfuerzos posteriores irán dirigidos a entender el universo que nos rodea, a nosotros mismos y a la relación que existe entre ambos. Y que nos permite pensar, sentir, recordar, razonar y crear conceptos abstractos que sólo existen en nuestra mente. Ha empezado la historia del progreso humano.
Mitologías y religiones recogen el momento en que se produce el chispazo de la consciencia. "He ahí al hombre que ha llegado a ser como uno de nosotros por el conocimiento del bien y del mal" -dice Yahvé en el Génesis cuando expulsa a la pareja humana del Paraíso-. Han comido del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Ahora saben que están desnudos. Son conscientes por primera vez. Para muchos científicos, inteligencia y consciencia vienen de la mano. "Me parece difícil que la inteligencia esté presente a menos que esté acompañada de la consciencia", decía Roger Penrose .
Para Eccles, admite la existencia de dos mundos ,El que llama Mundo 1, compuesto por la realidad material y física, incluyendo las estructuras del propio cerebro; y el Mundo II, constituido por esas experiencias subjetivas y mentales que llamamos pensamientos, sentimientos, recuerdos, sueños, imaginaciones e intenciones.
Este Mundo II exige admitir la existencia de un principio inmaterial llámese Sí Mismo, alma, psique o ego que mantenga una interacción con el otro. Y aquí Eccles coincide con Penrose: "la concentración mental que la intención y el pensamiento planeado llevan consigo provocan fenómenos en las neuronas en virtud de un proceso análogo a los campos de probabilidad de la mecánica cuántica".
Incluso precisa dónde podría encontrarse el punto de unión. "El cálculo basado en el Principio de Heisenberg muestra que una vesícula de la red vesicular presináplica podría ser elegida para la excitosis por una intención mental de un modo análogo a un campo de probabilidades cuántico."
El viejo investigador entonces con casi 90 años a sus espaldas, pero en plena actividad y con unos ojos que brillaban de entusiasmo lo explicó de una forma mucho más sencilla a este periodista en una apacible tarde de estío durante unos Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid. 'Y luego hablan de fenómenos Poltergeist... ¿Quiere usted experimentar un verdadero fenómeno que le demuestre la acción de la mente sobre la materia'? Primero haga la intención de levantar el brazo. Eso es un pensamiento, algo totalmente inmaterial. Pero por muy inmaterial que sea, es capaz de actuar sobre la materia que integra su brazo.
A mediados de los años 90, otro nombre ilustre se añade a la lista de los buscadores científicos del alma: Francis Crick. De hecho, el título de su libro The Astonishing Hypothesis (literalmente, La Hipótesis Asombrosa) es traducido en castellano como La Búsqueda Científica del Alma. .
Este caballero británico, nacido en 1906, originalmente físico y posteriormente bioquímico, revolucionó en 1953 el mundo de la ciencia, consiguiendo también un Nobel por su descubrimiento, en colaboración con James Watson, de la estructura molecular del ADN, ese supercomplejo software que construye la irrepetible individualidad de cada ser vivo, de cada ser humano. Un programa codificado en nuestros genes que determina cómo somos, desde el color de los ojos hasta tendencias de nuestro carácter, o a padecer determinadas enfermedades" Crick: dice 'La consciencia depende fundamentalmente de las las conexiones del tálamo con el córtex.