Hay cosas que uno no se las termina de explicar. De esas que cuando te enteras te dejan con la boca abierta y te hacen preguntarte por mucho tiempo por qué han sucedido. A mí me pasó hace no mucho tiempo, cuando me hablaron de la separación de aquella pareja que yo y tantos otros habíamos considerado como el modelo a seguir.
Eran dos personas que desprendían magnetismo. Los dos eran altos, él con el cuerpo moldeado por el gimnasio, ella con una figura envidiable. Cultos, alegres, tocados por el éxito en el trabajo y en la vida. Eran personas brillantes. Él se enamoró perdidamente de ella, pero ella tenía pareja. Lo intentó de todas las maneras, pero ella no quiso ceder y él se consumía en la melancolía.
Finalmente, llegó la ruptura y él fue a por todas. No le costó mucho tiempo convencerla. Apenas unas semanas. Y ella aprendió a quererle casi en el mismo instante en que empezaron. Eran una pareja tan perfecta… Incluso cuando se mudaron a la ciudad del sur de la que él procedía todo seguía el curso más idealista posible. Se compraron una casa, vivieron juntos durante meses y, un día, nos enviaron una invitación de boda. Una boda que fue intensa, romántica, íntima y en la que quien más y quien menos de los que les conocíamos derramó alguna lágrima.
Un día, apenas seis meses después, tomando unas cañas con un amigo común les pregunté por ellos y me dijo que se habían tomado un tiempo separados porque él no se sentía seguro. Él había tonteado demasiado con una compañera del trabajo y cuando ella le pidió explicaciones, él dudó de la relación. Pasado el tiempo, los dos se separaron con un enorme dolor y frustración dejándonos a todos con la boca abierta.
Después de la sorpresa, uno reflexiona y piensa que el amor es un sentimiento que quizá no se refleje tanto como uno supone. Que bajo parejas para toda la vida puede esconderse la rutina, el conformismo, el miedo a la soledad, la extrema sumisión o una simple fachada que oculte una pareja infeliz. Y, al mismo tiempo, que en aquellas relaciones de pareja extremadamente tormentosas se ocultan toneladas de cariño y personas que no pueden estar la una sin la otra. ¿Para qué fijarse en modelos?
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