CUENTOS Y RELATOS: EL YIGOLO DEL PUEBLO

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CUENTOS Y RELATOS: EL YIGOLO DEL PUEBLO

Por: Orlando Parra Diaz.

En un pueblo había un agricultor y ganadero que tenia grandes extensiones de tierra dedicadas a la agricultura principalmente del cacao, y el resto a la ganadería.

Era un señor campechano, buena persona y reconocido por todos en la región, tenía dos hijos un varón y una mujer, el joven deseaba irse a la capital a hacer una carrera y ser doctor como quería su padre, la chica bonita, agraciada y guapa decía que con belleza y dinero para que mas así todo lo podía conseguir.

Un día llego un joven extranjero europeo al pueblo, hacer un documental de la región, y como era parlanchín, vagabundo, bebedor, y jugador, era un pícaro encantador que decía una cosa y hacia otra, fue así como se gano la amistad de muchos adinerados del pueblo, fue así como le presentaron la chica en mención y de entrada se dijo esta es la mía y con su dialecto enredado entro en plan de conquista.

La familia de la chica estaba feliz con la conquista de su hija, un extranjero, del noviazgo se pasó rápido al matrimonio, el suegro sabía que el yerno era un para nada y que le encantaba los juegos de gallo y la farra en el pueblo, pero así lo toleraba, fue así como lo invito a que le colaborara en las actividades de su finca la agricultura y ganadería.

El ni corto ni perezoso colaboraba en la recolección agrícola y sus ventas así lo hacia con el ganado y como no le pedían cuentas pues de ahí sacaba para su diversión y disfrutar de la vida.  Fue así como llego a oídos del agricultor que su yerno lo robaba y lo pasaba en juergas y parranda.

El agricultor les decía a quienes le comentaban, pues mi yerno se podrá robar todo menos la tierra esa queda ahí y es mía y así los callaba.

El hijo varón se fue a la capital a estudiar el padre feliz por que pronto llegaría un doctor al pueblo, el chico llego a la capital y el medio lo absorbió, iniciaba el semestre cancelaba materias con lo que la carrera casa vez se alargaba más, el padre giraba y giraba dinero, como en esa época se  usaban los telegramas y para que la madre no se diera cuenta se pusieron de acuerdo en palabras claves, sobre lo que el chico quería, cuando quería intimidar con  chicas le mandaba a decir gira para el martillo y el padre le giraba en esos días le prendieron una venérea y  el chico le mando a decir padre gira para el martillo está dañado y él le giraba. Total, el padre feliz con su hijo que ya cumplía diez años y no terminaba, el yerno le decía suegro contrata un abogado a ver si lo sacamos pronto de la capital.

Orlando Parra Diaz

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Ciudad: Ibagué-Colombia.