Dios Dijo:
Lo que sucede contigo es que piensas que algo sucede contigo. Esta es una trampa que construyes y luego caes en ella. Echa una mirada a lo que está bien contigo y mira cómo te sientes. Si te sientes desalentado es que estás alentando el desaliento. Tú eres el promotor de esto. Puedes dar testimonio al valor que tiene el pensamiento positivo, sin embargo te golpeas a ti mismo. No te dés ni siquiera un golpe. Se tu propio portavoz hacia tí mismo. Tú eres a quien debes disuadir de pensar en forma negativa, pues has brillado en ello cuando de ti se trata.
Hasta te has machacado a ti mismo contra el suelo. ¡Dios no permita que te des crédito por esto! Eres como el elefante que estaba atado al poste. Ya no está atado. Pero es lo mismo que si lo estuviese, pues no se ha dado cuenta de que está libre.
En el pasado se te mostraron ciertas debilidades. Puede ser que las voces exteriores hayan parado de indicártelas, pero tú continúas con la letanía, revisando a diario cada posible falta.
Amados niños, miren qué tan lejos han llegado. Comiencen a mirarse a si mismos con ojos llenos de amor. Dejen al pasado atrás. Puede ser que hayan recibido información falsa en primera instancia. No tienen que aceptarla por más tiempo. Cuéntate a ti mismo nuevos cuentos para dormir. Cuenta todo lo bueno en ti y multiplícalo por mil. Mis amados, no es una falta, repito, no es un defecto el ser un ser humano. Tú no eres un fracaso. Tú eres una de Mis grandes historias de éxito. Tú te elevaste de la circunstancia y ahora has sobrepasado a la circunstancia.
¿Qué si es que realmente eres un éxito? ¿Qué te dirías entonces a ti mismo? No es humilde que te menosprecies como lo haces. Te has vuelto esclavo de pensamientos crueles acerca de ti mismo y ahora te vas a liberar.
Nunca te llames de nuevo torpe o estúpido o nada. Revélate a ti mismo. Utiliza un vocabulario diferente. ¿Cuántas cosas bellas vas a decir de ti mismo hoy día? Tienes mucho de que felicitarte, y sugiero que comiences. Véndete a ti mismo. Comienza a contarte historias más verdaderas.
¿Qué hiciste hoy día de lo que mereces darte crédito? Para empezar te levantaste. Saliste de tu cama y comenzaste tu día. Manejaste a través del tráfico. Llegaste al trabajo a tiempo. Pasaste todo el día allí. Representaste bien a tu empleador o representaste bien a tu propio negocio. Diste todo lo que tenías que dar. Y luego manejaste a casa de vuelta. Paraste en una tienda para comprar un par de cosas. Le dijiste un par de cosas bonitas al vendedor. Llegaste a casa. Hiciste un buen número de cosas hoy día, y debes felicitarte por ello. Yo te felicito por ello. Date una idea de cómo salvaste el día. Por lo menos llegaste al fin del día sano y salvo. ¿Aún estás aquí, no es cierto?
No empiezas a conocer siquiera toda la luz que has añadido al día de hoy. Hoy caminaste por el mundo, y dejaste tus huellas en algún lugar, y alguien está caminando sobre ellas ahora. Sigan Mis pasos, amados míos. Bendice a la Tierra a diestra y siniestra por tu sola presencia. Tú eres un huésped en el mundo y tienes bendiciones que dar. Y ahora primero bendícete a ti mismo. Aliéntate a ti mismo. Corriste una buena carrera hoy día y Yo te aliento. Hagan como Yo hago, mis amados. Hagan como Yo hago.
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