C A Y E N A

[El Perro Vagabundo Hector Cediel]

Para Alberto Suárez CORREGIDO
Constructor de un ensueño llamado Campo Bello

C A Y E N A

Hay mujeres fugaces
cual estrellas o chispas del cielo
que dejan versos esculpidos
sobre la piel de los recuerdos.

Te llamaré: CAYENA
O flor de un día
Diosa de la primavera
Diva de los colores de las flores
atezada como la piel de tu mulata
esculpida para el amor
y las manos del viento.





Deseo sucumbir
a la sed de tus labios
cabalgar hasta que expire la noche
o morir a dentelladas
por la hambruna de tu cuerpo.

He fatigado días
por culpa de la crueldad
inmortal de tu recuerdo.

Tu sonrisa es fatal
y más letal el aroma de tu piel
¡pecado grave ante la mirada desnuda
bajo el sol abrumador
del despertar de mis deseos!

Cayena ¡flor de un día!
Desde que te conocí
agonizo a pedazos



Tu recuerdo me nazarea
me silicio cuando te imagino
desnuda como te parió el amor
al natural como los verdes
de la naturaleza
dócil como la greda
con la que crea el escultor.

Te llamaré siempre : Cayena
por que no tienes espinas
ni la prevención
que asesina la magia del ahora
Instantes angustiosos de pesar o tristeza
relámpagos que pueden ser de alegría
y escribir recuerdos hermosos
te quieros apasionados o te amos ardorosos
esculpidos por la pasión en el alma.





No es fácil desnudarnos
frente al arco iris
o desvestirnos
frente a los sentimientos
puedo pasar por irrespetuoso
como todo hombre ilusionado
cuando cree haber bajado
una estrella con las manos


¡Cayena!
¡Cayena Roja!
¡Amarilla! ¡Blanca! ¡Fucsia!
Eres sensual y apasionada
cuando abres de par en par
tus pétalos y tu sexo erguido
para ofrecerle polen a la vida.





¡Cayena! Te he cantado
viviendo la humedad del rocío
la frigidez del fresco helor
de tu mirada serena e inmutable
sabia gracias a la picardía
de los secretos que calla el alma.

¡Cayena! Flor de siempre
capaz de hacer del ahora
una eterna primavera
prefiero recordarte libre
embelleciendo el paisaje
y no inspirándome versos
mientras agonizas poco a poco
cuando la celosía te arranca.







¡Cayena! Flor de un día
y desde siempre florecida
embriágate de sol, de brisa, de paisaje
permítele a mi alma
robarte imágenes
para llevarte siempre viva
en un corazón-relicario
Héctor “El Perro Vagabundo” Cediel
Campo Bello / Sept./2003